Lo de Luis Bárcenas, ese caso de
corrupción que todos sospechaban, que todos suponían y que todos callaban, es
sólo el caso más reciente, es sólo la última gota caída de momento en el vaso
de la paciencia de los españoles. Y ello en el momento más inoportuno, en el
momento de la máxima tensión ciudadana, en el momento en que se reclama máximo
sacrifico a los ciudadanos, en el momento en que se cercenan servicios de
urgencias, en el momento en el que se despide más fácilmente a más
trabajadores, en el momento en que los pensionistas cobran menos, en el momento en que vuelve la emigración.
Quizá debíamos estar agradecidos
a Bárcenas, ha reventado el grano de pus que todos conocían y que todos se
esforzaban en ocultar…, en disimular, quiero decir, y que ha estallado en la
faz del PP como antes, tantas otras veces, en la faz del PSOE, del PNV en su
momento, y en la faz de CiU. Y todo ello siempre inútilmente, sin que nadie
haya tomado nota, sin que nadie, o casi nadie, haya ido a la cárcel, sin que
nadie, o casi nadie, haya devuelto el dinero. Y eso empieza, aclarémonos, desde
las inmediaciones de la Casa Real hasta el último de nuestros partidos, siempre
en la medida de las respectivas posibilidades, siempre según la cuota de poder
a la que se tenga acceso.
Somos el país de Rinconete y
Cortadillo, (“Oye, ¿y no me lo puedes hacer sin
IVA”?) pero el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
Rubalcaba ha alzado la mano y ha amenazado con una cascada de querellas por los
sueldos “ensobrecidos” de altos cargos del PP. Supuestos sobres, claaaaaro.
Hace bien, necesitamos revolver tanta miseria, airearla y ventilar tanta
inmundicia… lo que no se consigue, como nos ha demostrado nuestra reciente
historia, desde Juan Guerra, Gurtel, simplemente con denuncias que luego quedan
en nada, con el consabido “y tú más” que frecuentemente, acordémonos de Pasqual
Maragall en el parlamento catalán diciéndoselo a CiU, se arrojan a la cara unos
a otros.
El esfuerzo debe ser mayor,
majestuoso, destructivo con tanta ponzoña, no sé si pasa por deshacernos de
tanto partido purulento –muerto el perro se acabó la rabia- o simplemente como
acertadamente sugiere Felipe González, por un acuerdo entre partidos que
elimine tanta suciedad. Por cierto, no se nos olvide que hablando de corrupción
Felipe González tiene también mucho que decir… o que callar, según se vea.
En la actualidad España tiene mal
futuro como sociedad humana -no hablo de política, aunque también- porque está
invadida por la miseria moral, no hay nada como conseguir que la sociedad se
idiotice, pierda el sentido moral y ético de la vida –qué bien se les ha dado
esto a algunos partidos- para arruinarla,
manipularla y destrozarla, llevándola al precipicio en que nos encontramos.
Hace bien el PSOE en buscarle las
cosquillas al PP por el caso Bárcenas, pero que no se le olvide mirar a su
propio ombligo, es muy fácil ver la paja en el ojo ajeno olvidándose de los estropicios ocasionados por el PSOE en tantos otros sitios
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