Estamos en manos de un gobierno que está en manos de una parte de los españoles, con lo que todos estamos en manos de unos pocos españoles y ustedes perdonen tanta repetición voluntaria. Este sábado Zapa y Montilla se reúnen para acordar la financiación autonómica, la de todas las autonomías, puesto que la tarta del Estado es de todos y la van a repartir entre dos. ¡Y el gobierno de Zapa depende del voto de Montilla!, más argollas para el presidente ¿de todos? los españoles. Estamos a las puertas, a lo que parece, a lo que nos amenazan, del acuerdo final del reparto de la financiación autonómica, la mejor prueba de que hay españoles de dos clases. O más.
Rodríguez Zapatero, ingenuo hasta el extremo, confió en el partido socialista de Cataluña, creyendo que podía fiarse del sentido de Estado de sus ¿compañeros? socialistas, y les prometió aprobar el Estatuto, dijese éste lo que dijese. Y acto seguido quedó demostrado que en política nadie puede fiarse de nadie, y menos de los presuntos compañeros. Zapatero no cumplió su promesa pero al final quedó cautivo de los planteamientos nacionalistas que ¿sus compañeros? incluyeron en el articulado del Estatut.
Como consecuencia de ello, y de las dos vías constitucionales para acceder a la autonomía, existen dos tipos de españoles; como consecuencia de ello algunos españoles tienen Hacienda propia y negocian su cupo de impuestos directamente con “Madrid”; como consecuencia de ello algunas regiones, Cataluña si el Tribunal Constitucional no lo impide, tienen derechos de negociación bilateral con el Estado. El resto… en el furgón de cola de España.
Esos españoles de segunda clase no tienen los mismos derechos, ah, no, ¡no todos podemos ser iguales, faltaría más, en un Estado social y de derecho... ¿Por qué son siempre los más ricos los que tienen más privilegios? ¿Será casualidad? ¿Por qué, por ejemplo, Cataluña y Euskadi tienen unos privilegios autonómicos de los que otros carecemos? ¿Cómo es posible que los políticos catalanes pidan incesantemente más y más dinero de la tarta de todos? ¿Donde está el reparto de la riqueza, el reparto de la Renta, el reparto de los impuestos, dónde está el Estado Social? ¿Alguien ha pensado el dinero que derrochan esos mismos políticos en televisiones autonómicas? Algunos no tenemos afortunadamente, pienso yo, ni una sola tele autonómica pública. ¿Alguien ha pensado el dinero que derrochan esos mismos políticos en supuestas “embajadas”? ¿Cómo es que se atreven a seguir pidiendo? ¿En nombre de qué, tan severo egoísmo?
Y pido especialmente a los lectores que no confundan a catalanes con catalanistas, ni a vascos con vasquistas. Carod Rovira, Ibarretxe y santa compaña son los primeros interesados en identificar su nacionalismo con todos sus ciudadanos. No es cierto, ni debemos dejarles ese juego, qué más quisieran ellos.
Y entre los damnificados estamos los castellanos, claro, es lo que lleva 500 años pasando, desde que Isabel y Fernando tuvieron la feliz ocurrencia de fundar esto que llamamos España. Castilla de momento espera, sin ni siquiera ser reconocida en la propia Constitución, a que alguien le devuelva los tres millones de ciudadanos que tuvieron que emigrar cuando lo de Franco y llevan desde entonces, ellos y sus descendientes, trabajando, enriqueciendo y pagando sus impuestos en otras autonomías. ¿Quién nos compensa por la riqueza que no se crea aquí, quién nos compensa por los impuestos que no se pagan aquí?
Rodríguez Zapatero, ingenuo hasta el extremo, confió en el partido socialista de Cataluña, creyendo que podía fiarse del sentido de Estado de sus ¿compañeros? socialistas, y les prometió aprobar el Estatuto, dijese éste lo que dijese. Y acto seguido quedó demostrado que en política nadie puede fiarse de nadie, y menos de los presuntos compañeros. Zapatero no cumplió su promesa pero al final quedó cautivo de los planteamientos nacionalistas que ¿sus compañeros? incluyeron en el articulado del Estatut.
Como consecuencia de ello, y de las dos vías constitucionales para acceder a la autonomía, existen dos tipos de españoles; como consecuencia de ello algunos españoles tienen Hacienda propia y negocian su cupo de impuestos directamente con “Madrid”; como consecuencia de ello algunas regiones, Cataluña si el Tribunal Constitucional no lo impide, tienen derechos de negociación bilateral con el Estado. El resto… en el furgón de cola de España.
Esos españoles de segunda clase no tienen los mismos derechos, ah, no, ¡no todos podemos ser iguales, faltaría más, en un Estado social y de derecho... ¿Por qué son siempre los más ricos los que tienen más privilegios? ¿Será casualidad? ¿Por qué, por ejemplo, Cataluña y Euskadi tienen unos privilegios autonómicos de los que otros carecemos? ¿Cómo es posible que los políticos catalanes pidan incesantemente más y más dinero de la tarta de todos? ¿Donde está el reparto de la riqueza, el reparto de la Renta, el reparto de los impuestos, dónde está el Estado Social? ¿Alguien ha pensado el dinero que derrochan esos mismos políticos en televisiones autonómicas? Algunos no tenemos afortunadamente, pienso yo, ni una sola tele autonómica pública. ¿Alguien ha pensado el dinero que derrochan esos mismos políticos en supuestas “embajadas”? ¿Cómo es que se atreven a seguir pidiendo? ¿En nombre de qué, tan severo egoísmo?
Y pido especialmente a los lectores que no confundan a catalanes con catalanistas, ni a vascos con vasquistas. Carod Rovira, Ibarretxe y santa compaña son los primeros interesados en identificar su nacionalismo con todos sus ciudadanos. No es cierto, ni debemos dejarles ese juego, qué más quisieran ellos.
Y entre los damnificados estamos los castellanos, claro, es lo que lleva 500 años pasando, desde que Isabel y Fernando tuvieron la feliz ocurrencia de fundar esto que llamamos España. Castilla de momento espera, sin ni siquiera ser reconocida en la propia Constitución, a que alguien le devuelva los tres millones de ciudadanos que tuvieron que emigrar cuando lo de Franco y llevan desde entonces, ellos y sus descendientes, trabajando, enriqueciendo y pagando sus impuestos en otras autonomías. ¿Quién nos compensa por la riqueza que no se crea aquí, quién nos compensa por los impuestos que no se pagan aquí?
Y luego dicen “Espanya ens roba”. Que nos devuelvan esos tres millones de castellanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario