Entre las cosas que jamás he
comprendido es cómo la izquierda no escarmienta de lo poco que importan sus
opiniones en determinados ámbitos. Que se iban a poner de uñas, de garras más
bien, con el nuevo Papa, fuesen cuales fuesen sus circunstancias, edad,
nacionalidad, estudios, pasado, era algo de lo que no cabía duda. Italiano o
no, europeo o africano, asiático o americano... bastaba que fuera católico para
que le pusiesen pegas. ¿No es para ellos bastante pega ya ser católico?
Al papa Francisco, sea primero o
no, le han publicado mi amigos del facebook argentino fotos en las que
simplemente pasaba al lado de Videla para buscarle así una relación con la
dictadura. La izquierda publicada le ha buscado novias y malos rollos hasta
debajo de la alfombra, encontrándose con que no había nada... Pero si el papa
hubiera sido otro, ¿habrían actuado de otra forma, habrían dejado de buscar la
maldad hasta en el modo de ponerse los pantalones o en la manera de subirse las
gafas sobre la nariz? ¿Hay algún Papa que les hubiese gustado, quizá uno zurdo,
quizá si fuese cojo, bisojo, calvo? Coño, ¡que en cualquier caso tendría,
habría de tener, el estigma de ser católico!
¿Pero es que no se han fijado en
los millones de personas de toda clase social y económica, de toda condición
política, cultural o geográfica, a los que no sólo no le importa nada su
opinión sobre este asunto, sin duda porque la daban por descontada, sino que
han celebrado con júbilo la elección del nuevo Pontífice? Y ojo, que no
obstante muchos de ellos votan a la izquierda.
La izquierda hubiera querido
nacer hace dos mil años para competir en "pedigree", la izquierda
siempre ha pretendido disputar a la Iglesia el liderazgo social del mundo, pero
para conseguir el gobierno y el poder. La derecha en cambio, debe ser la única
habilidad en que gana a la izquierda, ha preferido aliarse con ella y
manipularla desde dentro, listillos. El angelico de Chávez, más listo que el
hambre, se sumó desde sus posiciones indigenistas, populistas e izquierdistas a
la apropiación de los sentimientos católicos de sus paisanos, algo así como
Franco pero en el siglo XXI, y si le llega a dar tiempo monta su propia iglesia
católica venezolana oficial, como los chinos católicos que sin embargo niegan a
Roma y obedecen a su Partido Comunista.
Ahora que ya llevo escrito casi
todo el artículo veo que no he aclarado que me refiero más a la izquierda
mediática que a la política, que para mi personal gusto esta vez ha permanecido
acertadamente discreta. Ah, y cuando hablo de la derecha manipuladora me
refiero sobre todo pero no exclusivamente a la derecha social y económica. Qué
pena.
Sí, a mí tampoco me importaba
"la matrícula" del nuevo Papa. Sé que son infinitamente más las
posibilidades de que mis deseos y esperanzas se vean insatisfechas que las
posibilidades de que emprenda una reforma de arriba abajo. Una mano de chapa y
pintura no me basta, sería una chapuza que no reformaría nada y dejaría todo
pendiente. Ojalá me equivoque pero me temo que será así. Otra vez.
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