No sé si las televisiones españolas
están hechas al modo de ser de los españoles o los españoles nos vamos haciendo
como quieren las televisiones; llevo un rato tratando de decidir cuál de las
dos posibilidades es más dolorosa sin llegar a una conclusión. Hace ya mucho
tiempo que por higiene mental decidí borrar de mi retina tanta tele española como
fuera posible. Sí, es cierto, sigo viendo los informativos, y aunque sea una
obligación es algo que dice mucho de mis propias contradicciones.
En definitiva, que no sé si los
españoles somos inmorales, indignos e indecentes (Ojo, que no estoy hablando de
religión –aunque también- que la moralidad, la dignidad y la decencia deberían
ser consustanciales al ser humano, sin más adscripciones) y por eso Telecinco
nos regala perlas como “Campamento de verano” o si adquirimos todas esas perlas
después de ver cualquiera de las marranadas que programan en esta –no sólo en
ella- cadena de televisión.
El sexo por el sexo, la
denigración de la sensibilidad humana y la ofensa a la mujer, presentada
pertinazmente como objeto de lujo y satisfacción para caballeretes
impresentables, son algunas de las características de este tipo de programas.
Las mujeres, algunas de ellas como Olvido Hormigos –investigadora espacial famosa
por su participación en descubrimientos científicos que facilitarán el futuro
de la Humanidad- o Belén Esteban –erudita conocida por su contribución a la
Literatura Universal- son corresponsables de la permanente denigración moral,
sexual e intelectual de las mujeres.
Ignoro cómo semejantes adefesios sin
escrúpulos, carentes de todo valor aproximadamente humano, no son perseguidas
por las feministas del mundo entero y corridas a jabonazos por aquellos y
aquellas que se presentan a sí mismos y a sí mismas como adalides y adalidas de
la igualdad. Supongo que estarán muy okupados y okupadas en perseguir empresas
en las que no haya al menos un cincuenta por ciento de directivos y otro
cincuenta por ciento de directivas, pero a lo mejor sería bueno empezar la casa
por los cimientos y meter en cintura a quienes cargan sobre sus espaldas la responsabilidad
permanente de minar los derechos de la mujer, es decir de sus propias madres,
hermanas e hijas. ¿No les dicen nada cuando llegan a casa?
Dicen que progre no muerde a
progre –calma, ni facha a facha- y ésa puede ser la razón de que algunos se
preocupen tanto de que no haya un puesto femenino menos que masculinos en las
listas de los partidos en vez de sacudirle una patada en el bajo vientre a
quien día a día ofende la vergüenza colectiva. “España es asín”.
Sólo la organización social, la
presión de las gentes de la calle, organizadas aparte de las asociaciones
políticamente escoradas, pueden presionar para devolver algo de mesura y
nobleza a la sociedad. Yo acabo de firmar en una colecta por internet contra
las empresas que patrocinan estas miserias humanas. ¿Y usted?
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