En cambio el PP va sobrado. No,
mejor, va ensobrado. El caso es que esta fresca mañana de agosto he decidido
quejarme por escrito una vez más del desprestigio que se ha ganado a pulso el
actual sistema de partidos.
El PSOE de Rubalcaba, que fue de
ZapaHuero, de Bibiana Aído y de Leire Pajín (Ni los tres hermanos Marx) anda
tan de capa caída que ya ni convoca su tradicional chupinazo entre los mineros
de la campa de Rodiezmo. Que acontecimiento tan bullanguero y publicitado –del que
nunca salió nada brillante o positivo para el
socialismo- pase a mejor vida es
síntoma de cómo bajan las aguas socialistas, turbias, escasas y desorientadas. A
Rubalcaba no le quieren ni los suyos, el PSOE está desorientado y desconoce
cuál ha de ser su futuro. Bueno, sí, tiene una clara idea: No dejarse adelantar
por IU y por lo tanto radicalizarse para no dejarse comer el terreno,
radicalizarse políticamente y en su anticlericalismo, soluciones propias de
Pablo Iglesias y del siglo XIX, por lo tanto.
Nada nuevo parece surgir de su
seno que modernice al partido, que lo actualice y permita afrontar renovado
unas elecciones que pongan fin a la actual situación de un gobierno en el que
tan pocos confían. La inacción frente a la corrupción propia, la permanente cesión
y claudicación ante el PSC, la falta de ideas, la ausencia de renovación, la
vulgaridad y la repetición de las mismas ideas de siempre han convertido al
PSOE en un partido que a pesar de rodar cuesta abajo y con el aire a favor no
consigue adelantar al PP.
Y el PP que va ensobrado. A Rajoy
hubo que llevarle de las orejas al Parlamento, le resultaba más fácil contestar
por SMS a Bárcenas que a los españoles. Su falta de respuesta durante los
largos días de acusaciones periodísticas y la falta de concreción ante los
diputados han convertido a los populares en sospechosos. Nunca guardar
silencio, esconderse y mirar para otro lado dio resultado. Ni siquiera a Rajoy.
Si el PP siempre fue un partido avergonzado e indefinido (“Somos de centro
derecha” dicen) el tema de los sobres, los sobresueldos y de la financiación
ilegal (asunto en el que los socialistas también han andado envueltos
tradicionalmente) los está arruinando.
Sólo la ineptitud socialista y su
rancia postura –parecen anclados todavía en 1934- permite al PP sobrevivir en
las encuestas ligeramente por encima del PSOE. Cierto que puede ser que tal
vez, quizá, con un poco de suerte y a lo mejor, empiecen a verse algunas
mejoras económicas… conseguidas a cambio de retrocesos sociales para ancianos,
universitarios, parados y trabajadores.
Alguna solución ha de venir, ¿pero
de dónde?
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