En definitiva da igual si se busca
una tercera vía para Cataluña, una tercera vía para todos o finalmente se
quedan las cosas como están, que sería lo peor que puede pasar. Empecemos por
afirmar que cuando mucha gente habla de Cataluña en realidad está haciéndolo del
catalanismo, del nacionalismo catalán. Señalemos que no es lo mismo. O hablamos
de una realidad sociopolítica y geográfica o de una ideología política. Son
planos diferentes.
Los gobiernos centrales, los
gobiernos de España, han hecho el pardillo tradicionalmente con los
nacionalistas, en diferentes medidas, tanto González y Aznar pactando con Pujol
a tanto el voto, “Zapacero” prometiendo aceptar el nuevo estatuto tal y como lo
redactaran los nacionalistas (y “su” PSC) como Rajoy inhibiéndose durante
cuatro años ante la presión ideológica y publicitaria del nacionalismo. Ahora
viene a imponer penas de cárcel a quien no cumpla las sentencias del Tribunal
Constitucional. Pardilllo inconsecuente.
Repito que a mí da igual si se
busca una tercera vía para Cataluña como quieren los jubilados jefes del PSOE,
una tercera vía para todos o finalmente se quedan las cosas como están. La
barrera infranqueable debería ser que ninguna región tuviera privilegios sobre
las demás. Aunque… espere, amigo lector, ese privilegio ya lo tienen el País Vasco
y Navarra, privilegios medievales que son en definitiva tras de los que anda el
nacionalismo catalán. De eso va, en definitiva, la actual deriva de Artur Mas.
Partiendo de que ninguna de las
prebendas que ha ido obtenido el nacionalismo les ha contentado (les contentaba
solo hasta que Murcia, pongamos, o Extremadura alcanzaban los mismos derechos)
deberíamos pensar que si Cataluña en una reforma constitucional viene considerada
nación (federada, confederada, asociada, coaligada o como Dios les dé a
entender) nadie se va a quedar atrás… ¿Alguien piensa que el País Vasco lo iba
a aceptar en silencio? ¿Y Galicia? ¿Alguien puede decirme por qué Castilla, la
madre que parió a España, no debería ser considerada una nación tan plena,
histórica e influyente como las demás? Y hablo de toda Castilla, no de ninguna
de esas cinco regioncillas ineficaces y sumisas en que ha sido dividida.
Sé que esperar esto de los muy
torpes políticos castellanos es como esperar hordas de ingleses y alemanes abandonando
Benidorm y visitando en tropel iglesias y monasterios románicos en el valle del
Duero. Los representantes políticos castellanos (había algún ingenuo
nacionalista castellano que esperaba que Podemos obrara de otra forma, que
infeliz es a veces la izquierda) son masa informe, siempre dispuesta a doblar
la cerviz ante la calle Génova o la calle Ferraz, pero llegado este punto
histórico (Galicia, País Vasco y Cataluña consideradas naciones en la
constitución) ¿no cabría esperar un mínimo de coherencia, de sensatez y de
orgullo como para atreverse a plantear esto, tan elemental, a sus respectivas
comisiones ejecutivas? ¿Alguien puede dar razones poderosas para que a Castilla
se la trate de manera diferente que a los demás?
Si hay una tercera vía que sea
para todos, nadie es más que nadie ni para nadie debe haber privilegios. Ni
siquiera los actuales privilegios vasco y navarro.
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