Después de los últimos
acontecimientos, (he estado a punto de poner "últimos siglos") queda
claro que los españoles no queremos a España, nadie es más crítico con España
que los españoles, hasta los hay que quieren dejar de serlo, es sabido que si
hay alguien hablando mal de España es español.
No nos respetamos, no respetamos
nuestras instituciones, nuestros símbolos ni nuestro idioma. No nos queremos,
no tenemos el menor aprecio por lo nuestro ni por nosotros mismos. Bueno,
excepto cuando fuimos campeones del mundo de fútbol. Y solo de fútbol, todo lo
demás, baloncesto incluido, no importa, como se acaba de ver recientemente.
He salido de casa aprovechando
esta mañana otoñal. Sol y luz, airecilo fresco pero agradable, tráfico escaso,
qué buen paseo, caramba... En el primer paso de peatones se para gentilmente
una furgoneta que cuando cruzo sigue su camino y leo en su parte posterior el
siguiente reclamo: "El e-comerce con happy end". Manda narices.... Es
solo una de tantas estupideces bárbaras e innecesarias que nos sacuden cada
día. Innecesarias, insisto. Y si son innecesarias no tienen razón de ser, salvo
el desprecio a lo propio. Mi carpintero de toda la vida ha colocado en su
fachada un enorme cartelón para anunciarse: "Alfredo's"...
¿Por qué nos gusta tanto
"titularnos" (ustedes me entienden) en inglés en un país analfabeto
en cuanto a idiomas se refiere? ¿Por qué no podemos poner "Comercio
electrónico con final feliz, qué tiene de mal, de perverso? ¿Es pueblerino?
¡Somos paletos!
Yo prefiero decir
"espray" (castellanizándolo) a decir "aerosol", que es más
largo y una palabra casi ya desterrada.... Y "fútbol" a
"balompié", claro. Pero que España sea uno de los países más torpes
en aprendizaje de inglés y que al mismo tiempo abusemos de anglicismos tan
estúpidos como, repito, innecesarios es solo una muestra del avance de la
incultura, de la burrez, de la memez, de Telecinco y sus programas y de Belén
Esteban y sus huestes. Y de desprecio a España.
A los españoles no nos gusta
España, no es que no nos gusten nuestros gobernantes, sus modos y maneras, sino
que no nos gusta lo español, salvo la selección de fútbol (y no siempre).
Asumimos inconscientemente que cualquier cartelón en inglés tiene más nivel,
más atractivo y más interés que en castellano. Por la ciudad, en prensa y TV
los barbarismos son un asalto a la inteligencia del ciudadano pues pretenden
conquistar su voluntad simplemente por no estar escritos en castellano. Conocen
nuestras preferencias...
Los españoles rechazan España,
algunos ni quieren serlo. Será por eso que estoy convencido de que no tardando
a España le espera una sweet death.
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