Palencia es una emoción:

08 octubre 2006

QUÉ HACER CUANDO HASTA SABINA NOS FALLA

Yo ya no sé qué hacer. Cuando los progres que me dictan el pensamiento políticamente correcto me fallan ya no sé qué hacer. Me acaba de fallar Sabina. A mí Sabina me impone un respeto de tres pares de narices; vestir como viste, cantar como canta y decir lo que dice impone. Me impone. Porque si Sabina u otro cualquiera por ahí vistiera con traje y corbata, fuese bien peinado y afeitado a diario las cosas serían distintas. Pero no, las cosas son como son y los progres como Sabina o Miguel Bosé van permanentemente con barba de tres días, los tíos. Que es que no sé cómo se las arreglan para estar permanentemente copn barba de tres días y desaliñados ma-non-troppo. Y para eso hay que valer, hay que ser un artista y valer.
Porque luego no se paran en eso, van y nos dicen lo que debemos pensar, lo que debemos hacer y lo que debemos votar. Y lo que está bien y lo que está mal. Y además son unos artistazos de tomo y lomo, que cómo se las arreglarán los tíos para compaginarlo todo. Y conste que me da más o menos lo mismo la artista esa cuyo nombre no consigo recordar y que es del PP. Bueno, exactamente igual no me da. La verdad es que está mucho más buena que el Sabina y el hijo de Dominguín juntos, aunque también quiere que yo piense como ella. En realidad a ese sacrificio ideológico estoy dispuesto si ella está dispuesta, esto si..., si me resulta que el esfuerzo me vale la pena.
Lo malo es cuando estos estrategas de las ideologías me fallan. Lo difícil es que falle la musa del PP, creo yo. Porque el imaginario colectivo de esta España actual no espera nada bueno de las derechas; antes al contrario, se espera todo lo malo. Al menos, públicamente. Otra cosa es lo que a escondidas vote cada uno, claro. Así que si alguien se encuentra a Norma Duval mirando desdeñosamente a una inmigrante, a un pobre o a la chica del servicio no pasaría nada. ¿Qué se espera de la mala gente de derechas? Pues eso, que sean de derechas, más malos que la quina y bastante repugnantes, revestidos de Aghata Ruiz de la Prada y con abundante gomina en el cabello, al fin y al cabo son los fascistas de siempre, quizá un tanto reciclados, pero los mismos que ganaron cruelmente la guerra civil e impusieron su ley fascista durante cuarenta años.
¿Pero y qué pensar cuando nos falla Sabina? ¿Dónde acudir en busca de la docta sabiduría, cómo saber cuál es la actitud que espera de nosotros nuestro líder espiritual si ese líder parece actuar contra lo que tanto tiempo nos ha estado predicando? ¿Tienen derecho nuestros líderes inmarcesibles a cambiar de opinión sin previamente ponernos al cabo de la calle de los motivos, causas y razones para tanto desgobierno?
Y más: ¿Cómo ser optimista respecto a la evolución de la causa de la izquierda si hasta Sabina nos falla? ¿Cómo sabré a partir de ahora lo que tengo que pensar, a quién tengo que votar y qué tengo que decir en el bar a la hora del café?
¡¡¡Señor, qué desconcierto, ya no sé si afeitarme o dejarme barba de tres días, ya no sé si fumar tabaco americano como los de derechas o mascar chicle con aire indolente y aburrido como los de izquierdas, qué desorientación!!!

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