Algún día los columnistas tendremos que pagarle unas cañas a Carod por facilitarnos tanto la tarea. ¿Que el verano agoniza y no sabe uno qué llevarse al teclado? Ahí está Carod con sus declaraciones altisonantes como antaño estaba, también impagable e insustituible, Arzallus.
Hoy tenemos a Carod lamiéndose las heridas, el rico quejándose de que los pobres le roban, el señorito protestando de que los siervos le comen el pan duro. Él se permite patrimonializar la propiedad del dinero, marcar lo que es “de Cataluña” y lo que es de los demás. Ja.
La primera manera de no seguirle el juego es hacer notar que él no es “Cataluña”, ni él es “todos los catalanes” ni puede por tanto hablar en nombre de aquellos a quienes no representa, no puede apropiarse del sentimiento catalán, ni del nombre de Cataluña, Carod es sólo Carod y no puede ponerle nombre al dinero de unos o de otros. ¿Cómo que el dinero de Cataluña?
Suponiendo y admitiendo que haya un dinero catalán, y otro andaluz y castellano y murciano,… ¿acaso el dinero “de Cataluña” es para despilfarrarlo en costosísimas televisiones autonómicas, diseñadas y financiadas ex profeso para mayor peloteo del baranda autonómico de turno? ¿Acaso el dinero “de Cataluña” está para mantener “embajadas” de dudosa constitucionalidad? Porque si Carod puede decir en qué se debe gastar el dinero el gobierno extremeño los demás podremos hacer algo semejante respecto a Cataluña….
Pero admitir las expresiones de Carod Rovira es reírle la gracia y participar de su juego electoralista. ¿No estará es dinero “de Cataluña” fabricado con el músculo, la cabeza y la voluntad de, también, miles de extremeños que habiendo sido arrancados contra su voluntad de su desindustrializado suelo han contribuido de manera estimable al progreso de esa Cataluña cuya voluntad pretende monopolizar el señor Carod?
Ya metido en harina crítica, y por aquello de repartir lo más equitativa y justicieramente gracias y culpas, permítaseme señalar lo poco comprensible que resulta la nueva actitud de los socialistas que tanto desde el Gobierno como desde las diferentes autonomías por ellos gobernadas pretenden ahora criticar el estatuto catalán, oponerse a él y marcar como grandes enemigos a quienes le defienden.
El estatuto de Cataluña decía lo que ahora dice cuando fue defendido en las Cortes por los socialistas de toda España (iba a poner “de todo el Estado”, pero no me ha dado la gana, coño) y aprobado con sus votos y su opinión favorable ¿Dónde estaba entonces Solbes? ¿Por qué callaba, por qué consentía? ¿Dónde estaban entonces todos los dirigentes socialistas autonómicos que hoy ven la patria en peligro? ¿Por qué callaban, por qué consentían? O los peligros de los que ahora tanto se quejan no existían o existían y callaron cobardemente… A escoger.
¿Tanto era el miedo que tenían a Zapatero y a sus decisiones? Quizá para halar la respuesta baste mirar el reguero que el presidente va dejando detrás de sí, ¡cuántos ilustres cadáveres políticos jalonan su recorrido desde que fue elegido secretario general por encima de José Bono. Por nueve votos.
Hoy tenemos a Carod lamiéndose las heridas, el rico quejándose de que los pobres le roban, el señorito protestando de que los siervos le comen el pan duro. Él se permite patrimonializar la propiedad del dinero, marcar lo que es “de Cataluña” y lo que es de los demás. Ja.
La primera manera de no seguirle el juego es hacer notar que él no es “Cataluña”, ni él es “todos los catalanes” ni puede por tanto hablar en nombre de aquellos a quienes no representa, no puede apropiarse del sentimiento catalán, ni del nombre de Cataluña, Carod es sólo Carod y no puede ponerle nombre al dinero de unos o de otros. ¿Cómo que el dinero de Cataluña?
Suponiendo y admitiendo que haya un dinero catalán, y otro andaluz y castellano y murciano,… ¿acaso el dinero “de Cataluña” es para despilfarrarlo en costosísimas televisiones autonómicas, diseñadas y financiadas ex profeso para mayor peloteo del baranda autonómico de turno? ¿Acaso el dinero “de Cataluña” está para mantener “embajadas” de dudosa constitucionalidad? Porque si Carod puede decir en qué se debe gastar el dinero el gobierno extremeño los demás podremos hacer algo semejante respecto a Cataluña….
Pero admitir las expresiones de Carod Rovira es reírle la gracia y participar de su juego electoralista. ¿No estará es dinero “de Cataluña” fabricado con el músculo, la cabeza y la voluntad de, también, miles de extremeños que habiendo sido arrancados contra su voluntad de su desindustrializado suelo han contribuido de manera estimable al progreso de esa Cataluña cuya voluntad pretende monopolizar el señor Carod?
Ya metido en harina crítica, y por aquello de repartir lo más equitativa y justicieramente gracias y culpas, permítaseme señalar lo poco comprensible que resulta la nueva actitud de los socialistas que tanto desde el Gobierno como desde las diferentes autonomías por ellos gobernadas pretenden ahora criticar el estatuto catalán, oponerse a él y marcar como grandes enemigos a quienes le defienden.
El estatuto de Cataluña decía lo que ahora dice cuando fue defendido en las Cortes por los socialistas de toda España (iba a poner “de todo el Estado”, pero no me ha dado la gana, coño) y aprobado con sus votos y su opinión favorable ¿Dónde estaba entonces Solbes? ¿Por qué callaba, por qué consentía? ¿Dónde estaban entonces todos los dirigentes socialistas autonómicos que hoy ven la patria en peligro? ¿Por qué callaban, por qué consentían? O los peligros de los que ahora tanto se quejan no existían o existían y callaron cobardemente… A escoger.
¿Tanto era el miedo que tenían a Zapatero y a sus decisiones? Quizá para halar la respuesta baste mirar el reguero que el presidente va dejando detrás de sí, ¡cuántos ilustres cadáveres políticos jalonan su recorrido desde que fue elegido secretario general por encima de José Bono. Por nueve votos.
1 comentario:
LLegará el día en el que los propios catalanes acabarán empachados de tanta Cataluña, aquí en Castilla ya empalagan y todo gracias a «gilipollines de Oxford»* como el Rovira este.
Nota*: Gilipollín de Oxford es aquel que manipula la historia para sus propios intereses, como ahora los naZiolalistas (la zeta es de naZis por si no queda claro), o en su día los pérfidos ingleses con la leyenda negra española.
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