Afortunadamente puedo escribir en este periódico. No crean ustedes que es poca satisfacción que haya miles de lectores que le sigan a uno cada mes, aunque antes que esa satisfacción está el desahogo. Escribir es, entre otras cosas, desahogarse en público, lo que seguramente me ahorra muchos euros en sicólogos. A veces la actualidad me deprime y entonces escribo. Digo, no sólo escribo cuando me deprimo, pero también cuando me deprimo. Y me deprime España, me deprime cuando habla Rajoy y cuando habla Zapatero, pero sobre todo me deprime cuando hablan sus respectivas Españas, ustedes tendrán la amabilidad de perdonarme.
Porque estaremos de acuerdo en que España no sólo habla cuando vota. España habla cuando nos saltamos un semáforo, cuando echamos un papel al suelo o cuando donamos órganos. Incluso España habla cuando ve la televisión, sobre todo cuando ve la televisión, España habla mucho cuando ve la televisión.
Estoy convencido de que el consumo de televisión define a un país, en cuyo caso “apañaos vamos”. Claro que si eso es verdad para España se podrá aplicar de igual modo a todo el mundo… Martina Navratilova acaba de “apuntarse” a un realiti chou de ésos que le abandonan a uno en una selva y a correr… ¿Martina Navratilova? Sí, Martina Navratilova. Pero les hablaba de España para desahogarme y les estoy aburriendo…
¿Define a España que haya millones de ciudadanos que se apresten a ver en una cadena muy popular una entrevista a Luis Roldán y Julián Muñoz? Luis Roldán y Julián Muñoz son dos sinvergüenzas desmedidos, dos ladrones reconocidos, dos piratas de tierra firme, dos bandoleros de Sierra Morena en el siglo XXI, dos individuos que deberían ser corridos a gorrazos por cuantos ciudadanos nobles haya en España, ya que no pueden ser lapidados ¿Define a España que una televisión vaya a ganar un montón de millones por exhibir en sus platós a dos señores que han protagonizado gravísimos delitos públicos, burlándose de todos nosotros? Ambos se van a enriquecer contándonos sus fechorías, sus burlas a la ley, sus desfalcos…
España va a entronizar en todos los cuartos de estar de su territorio a dos ladrones, dos cacos, dos bandidos, dos convictos, dos salteadores, dos ciudadanos sin civilizar, dos insolentes desvergonzados de los que no te puedes fiar porque han dado profundos ejemplos de ser antisociales (iba a hablar de “ejemplos de anti socialismo”, pero eso es otra cosa) y buena parte de esos ciudadanos pondrá los ojos en blanco cuando les oigan para babear después pensando si ellos se atrevieran. Convertir a estos dos delincuentes, a estos dos malhechores, a estos dos forajidos en protagonistas es pervertir los valores de la sociedad, enaltecer a los forajidos y despreciar a los que nos levantamos cada mañana a trabajar. Más de un espectador va a sentir envidia, tal vez hasta se anime... Y si después de robar varios millones le detienen, nada de sentirse avergonzado, acobardado y frustrado, no, nada de eso, a poner “el cazo” y engordar la cuenta corriente.
Afortunadamente puedo escribir y arrojar fuera esta frustración y acordarme en público de la madre que parió a los dos delincuentes y a la tele que les promociona como si fuesen personajes ejemplares. Reconforta, créanme.
Porque estaremos de acuerdo en que España no sólo habla cuando vota. España habla cuando nos saltamos un semáforo, cuando echamos un papel al suelo o cuando donamos órganos. Incluso España habla cuando ve la televisión, sobre todo cuando ve la televisión, España habla mucho cuando ve la televisión.
Estoy convencido de que el consumo de televisión define a un país, en cuyo caso “apañaos vamos”. Claro que si eso es verdad para España se podrá aplicar de igual modo a todo el mundo… Martina Navratilova acaba de “apuntarse” a un realiti chou de ésos que le abandonan a uno en una selva y a correr… ¿Martina Navratilova? Sí, Martina Navratilova. Pero les hablaba de España para desahogarme y les estoy aburriendo…
¿Define a España que haya millones de ciudadanos que se apresten a ver en una cadena muy popular una entrevista a Luis Roldán y Julián Muñoz? Luis Roldán y Julián Muñoz son dos sinvergüenzas desmedidos, dos ladrones reconocidos, dos piratas de tierra firme, dos bandoleros de Sierra Morena en el siglo XXI, dos individuos que deberían ser corridos a gorrazos por cuantos ciudadanos nobles haya en España, ya que no pueden ser lapidados ¿Define a España que una televisión vaya a ganar un montón de millones por exhibir en sus platós a dos señores que han protagonizado gravísimos delitos públicos, burlándose de todos nosotros? Ambos se van a enriquecer contándonos sus fechorías, sus burlas a la ley, sus desfalcos…
España va a entronizar en todos los cuartos de estar de su territorio a dos ladrones, dos cacos, dos bandidos, dos convictos, dos salteadores, dos ciudadanos sin civilizar, dos insolentes desvergonzados de los que no te puedes fiar porque han dado profundos ejemplos de ser antisociales (iba a hablar de “ejemplos de anti socialismo”, pero eso es otra cosa) y buena parte de esos ciudadanos pondrá los ojos en blanco cuando les oigan para babear después pensando si ellos se atrevieran. Convertir a estos dos delincuentes, a estos dos malhechores, a estos dos forajidos en protagonistas es pervertir los valores de la sociedad, enaltecer a los forajidos y despreciar a los que nos levantamos cada mañana a trabajar. Más de un espectador va a sentir envidia, tal vez hasta se anime... Y si después de robar varios millones le detienen, nada de sentirse avergonzado, acobardado y frustrado, no, nada de eso, a poner “el cazo” y engordar la cuenta corriente.
Afortunadamente puedo escribir y arrojar fuera esta frustración y acordarme en público de la madre que parió a los dos delincuentes y a la tele que les promociona como si fuesen personajes ejemplares. Reconforta, créanme.
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