La ola prohibicionista recorre toda España, especialmente Cataluña. Hay quien quiere prohibir el burka porque es un síntoma de esclavitud femenina (aparte la ministra abortista que dice que mejor dejarlo así, que pobrecillas, que ya sufren demasiado llevándolo y lo que sufrirían si les obligásemos a quitárselo. Ten ministra de igualdad pa esto) y hay quien quiere prohibir el bikini porque es demasiado liberal y poco elegante.
Pasados los tiempos de adolescente salido, como correspondía, y metido en esta senectud anticipada el bikini me parece que no deja de ser otra esclavitud femenina. Como los zapatos de altísimo tacón tipo princesa de Asturias pero en ordinario. Occidente esclaviza a la mujer con el asunto del aspecto físico y algunas se dejan, convencidas y todo. Que hay que estar buenorra, vaya.
Lo del burka y la ministra Aido es mera burrez, cortedad mental y falta de estudios. Como aquello de las mujeres embarazadas de alienígenas, o sea. Para qué vamos a complicarles la vida a las pobres prohibiéndolo si ya bastante complicada la tienen con verse obligadas a llevarlo por el marido o la tradición. Pues, con el mismo argumento, dejemos en paz a la mujer maltratada por el marido que bastantes problemas tiene la pobre para sobrellevar su cruz.
Lo de llevar bikini por la calle me parece más disculpable, lo lamento. Tal y como está España (y los turistas, Occidente, vaya) es lo normal. Asistimos a una degradación moral, estética y educativa en la que entra perfectamente sentarse semidesnudo en un restaurante, en la terraza del bar. El continuo descenso en hábitos sociales nos retrata, la bajeza ética se impone y se masifica y el que opine lo contrario es un facha.
Ahora lo que se impone en la sociedad es ir con prendas “cómodas e informales”, palabras que esconden la autorización para ir vestidos hechos unos cuadrúpedos aprovechables por su jamón y otros manjares. Cuando ya los presentadores de los informativos prescinden de corbata como signo de modernidad y progresía, vestir adecuadamente es algo anticuado que equipara a quien viste tradicionalmente con un troglodita fuera de siglo.
¿Ustedes han visto a un maestro dar clase con pantalón corto? Yo sí; queda de lo más “mono, moderno y actual”. Y encima “hace” progre. Pobre, quiero decir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario