Me sorprendo a mí mismo escuchando la conversación de la mesa de al lado. Vergonzante pero comprensible si se tiene en cuenta la energía que en la voz y en los gestos emplean los dos interlocutores. Un tercer comensal les acompaña en silencio. Hay cierta tensión en el aire que llega hasta mí. El Papa, claro, es objeto de tanta disputa. Para mi asombro hay quien le defienda, como digo. Tengo yo para mí que en general los católicos somos demasiado cobardes y acomplejados a la hora de defender nuestras razones. Parece que no siempre es así.
Me llama la atención el tono áspero, desasosegado, intransigente y desagradable de la persona que manifiesta una radical animadversión hacia el Papa. ¿Hacia el Papa? De su tono y de sus gestos, más allá de sus palabras, se desprende rabia, miedo, intolerancia, ganas de arañarle la cara si pudiera a su interlocutor. Éste se manifiesta con tono también firme pero temeroso quizá de ofender al otro, de molestarle, de que sus palabras eleven todavía más su indignación.
Las acusaciones van de prepotencia, de riquezas, de misoginia, de haber delatado a dos sacerdotes durante la dictadura argentina, de... Y qué más da, le pueden acusar de lo de Hirosima o de la muerte de Manolete, la cuestión no es ésa sino desahogar su rabia y su mala leche. El que así habla no trata de tener razón sino de manifestar su desprecio a toda la Iglesia, no se trata del Papa como tal sino de la Iglesia por ser la Iglesia. Cuaquiera que hubiese sido elegido Sumo Pontífice habría sufrido parecidas críticas, no podía librase de ellas ...por el mero hecho de ser católico.
Está de moda, "viste", se lleva; siempre se ha llevado, es demasiado fácil culpar a los demás, a los raros diría yo, de todos los males de la sociedad, reales o inventados o aumentados. Uno es más moderno si critica a los fachas, a los atrasados, a los decimonónicos, es "guay", chuli y progre, pero desde el zaparerazgo hay una subida de tono, hay impaciencia, hartura, amargura.
Al Papa se le critica por ser Papa, sin saber, nada más que por sus frases recién pronunciadas, sean las que sean y las haya dicho donde y como las haya dicho. Digo yo si convendría templarse, esperar y ver para después juzgar. De momento, con los pocos días que lleva elegido ya ha dado determinadas sospechas de que va a ser muy diferente a los anteriores. No, no va a apoyar el matrimonio gay ni el aborto, oposiciones muy comunes entre los europeos, pero ¿es que se espera que algún católico de influencia que lo apoye. Sin contar a José Bono, digo.
Se supone para los católicos que el Papa nunca se equivoca... cuando habla ex cathedra, por lo demás es sólo un hombre con todas sus debilidades. Pero démosle algo de tiempo, digo yo
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