Los tiempos no están ya para
revoluciones ni guerras, ni en Corea. Las monarquías pueden perder la corona
pero no la cabeza, se quiere rodear el Congreso pero nadie quiere asaltar la
Bastilla. Así que eso que van ganando los Borbones… mientras les quede tiempo, porque
no se puede decir de esta agua no beberé. Que Don Juan Carlos, a pesar de lo
que digo en el artículo de mañana para la prensa de papel y en este blog, se
ponga las pilas y apriete los puños. Por si acaso me equivoco.
Nadie ha hecho más republicanos
que la familia real en los últimos meses, nadie ha favorecido más a sus rivales
que el rey de caza, el rey heredando o el rey casando a sus hijas. Lo de
casarse es muy personal y casi ningún padre está de acuerdo con sus yernos o
sus nueras, siempre son poca cosa comparado con sus hijos. Supongo, y eso dicen
las malas lenguas, que el rey no sólo lo piensa de sus hijas sino también de su
hijo. Al final se va a demostrar que el rey va desnudo… o al menos que es
mortal y no tiene la sangre azul. Algo malo habrá hecho la familia real cuando
hasta la derecha más derecha pide la tercera república, que hasta hace poco era
cosa de rojos comecuras, malos de peli de terror y cuatro locos más ajenos a la
realidad.
Yo de revolucionario no tengo
nada, de inconformista tampoco, de amante de la inestabilidad, menos. Pero me
estoy cansando de tanto escándalo real; no es buena época para autoridades
políticas, sociales o morales, hace falta ejemplaridad e ir delante de los
acontecimientos, liderando la sociedad. Ni ejemplaridad, ni liderazgo pueden
encontrase ahora en la familia real. O se anticipan a los hechos o pueden ser
arrastrados por ellos… con nosotros dentro. Abdicación o revolución, o sea:
liderazgo y ejemplaridad. O vía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario