Que a mí no me iban a expulsar de Arabia por guapo, como le
ha pasado a Omar Borkan Al Gala, es evidente. Pero estoy haciendo oposiciones a
ver si me expulsan de España. Por incordión.
En España hemos ignorado las noticias que repetidamente nos
anunciaban la crisis porque a final de mes caía el sueldo y no nos importaba lo
que desde la prensa contradecía la realidad del momento preciso. Nunca una
crisis económica fue tan anunciada, pero nadie se creía -Zapatero, el primero-
la que nos esperaba. Ahora que las cosas van mal, que comemos gracias a la
familia, que ya no nos llaman para cuatro chapuzas con las que solventar el
mes, nos hemos vuelto conformistas.
¿Dónde están nuestros límites? ¿Hasta dónde estamos
dispuestos a aguantar? ¿Cuántos millones de parados podremos soportar sin dar
una respuesta social? ¿No será que nos falta una bandera suficientemente digna
y fiable a la que seguir en masa hasta encontrar el fin de una crisis que afecta
más a los más débiles?
El gobierno, todos los gobiernos, actuales y pasados,
nacional y autonómicos, han optado por lo fácil, restringir el gasto en las
partidas más sociales, sabiendo que somos tolerantes, que jamás protestaremos,
que jamás actuaremos en su contra. Porque protestar, actuar, rebelarse, no es
salir el uno de mayo a las calles, ni manifestarse ante el congreso, ni quemar
contenedores o romper farolas.
Sólo hay un lenguaje que quienes nos gobiernan entienden: el
de las urnas. Y piensen ustedes que quien nos gobierna no es sólo el PP, sino
todos los que en los últimos años hayan pasado por sedes de poder político,
económico o social. Contra ellos –sí, contra ellos- hay que actuar de manera
definitiva en las urnas. Estamos en una sociedad que vive en un permanente
encogimiento de hombros, extremadamente conservadora a la hora de buscar
alternativas dignas de confianza.
Yo quiero que me expulsen de España por incordión, quiero
que los gobiernos -repito, actuales y pasados, nacional y autonómicos- expulsen a todos los que rebosamos amargura
por culpa de un sistema materialista, defendido por ambos flancos con la
bayoneta calada por el PP y el PSOE. Que no nos hayamos dado cuenta de que
están compinchados y juegan a poli bueno y poli malo es muestra de la
mansedumbre social. Yo quiero que los ciudadanos seamos incordiones con un
sistema que no funciona hasta que los gobiernos de España expulsen a todos los
españoles. Por inconformistas.
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