Dice Perez Reverte que “Los últimos de Filipinas” es una basura. No, no la he visto. El cine español dejó de interesarme hace muchas décadas. No se merecen la décima parte de las subvenciones que reciben. A cualquier cosa la llaman “cine”. Español, encima, dicen.
Históricamente España es un péndulo, su cine también. Sí. Y una basura. Es un péndulo que ha pasado del españolismo de peineta y pasodoble de la época de Franco al antiespañolismo de los últimos 40 años. Nada es suficientemente bueno si es español. O de derechas. O de derechas y español. Y si hablamos de la Iglesia católica es pa ir a mear y no echar gota. Radicales que pretenden aleccionar al español medio, diciéndole lo que debe pensar y creer, y sangrándole dos veces el bolsillo, vía subvenciones y vía taquilla. Y si no va al cine le insultan por pueblerino.
No, nunca el cine español supo sacar partido de nuestra historia. Salvo de la guerra civil. Una y otra vez. Y otra vez. Y otra. La maléfica España de Franco y la beatífica de la segunda República. Sin medias tintas, sin tonos grises. Buenos y malos radicales. Como con Franco pero al revés. Pero la historia de España está llena de generosidad y entrega, de valentía y héroes, de científicos y literatos. De grandes gestas militares. Gestas sin partido, sin parcialidad. Generales. Bajo las que podríamos cobijarnos todos los españoles.
Pero no, de eso, salvo Garci, tal vez, nadie hace una película. Demasiada españolidad, ergo demasiado fascismo. Para esta gente las cosas son muy simples. Si defiendes españa, si hablas bien de España, si te sientes español, eres fascista. Directamente, sin medias tintas, sin tonos grises.
Y mira que en la historia de España hay épica y gloria para contar. Pero para qué hablar bien de los últimos españoles de Filipinas pudiendo hablar mal. A lo mejor nos llamarían fachas. No he visto ninguna peli española de las últimas décadas. A lo mejor no solo “Los últimos de Filipinas” es basura en el cine español.
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