Querido lector, tengo la impresión de que en el título he
acumulado demasiados tópicos y no faltará alguno ávido previsor que antes de
seguir adelante ya me habrá catalogado de facha. Porque yo lo valgo dirá. Ánimo.
Y es que han quitado la estatua de Colón por genocida, creo
saber de dónde pero no me interesa la ciudad ni su alcalde, no me interesa el
país ni su presidente. El habitual de este blog sabrá que he escrito mil veces que
no se pueden juzgar hechos de 1492 con la ética o la moral del siglo XXI. Es de
memos. Dicho eso conviene echar una mirada a los ejércitos de México, Bolivia o
Ecuador y compararlo con el de EEUU. ¿Dónde están los indios? ¿Dónde no están
porque fueron masacrados? Este debate lo he tenido ya tantas veces que en esta
ocasión no voy a adornarme ni a alargarlo. En la antigua corona de Castilla hay
indios, en las colonias de Inglaterra los pocos que quedan están tirados por el
suelo, borrachos y explotando casinos. Sí, ya sé que es una generalización.
Pero además de ser bastante exacto tengo prisa.
Y fue esa corona de Castilla, sucedida hoy por España, la
que llevó la imprenta y las universidades a tierras donde al enemigo se le
arrancaba el corazón en vivo. ¿Comparamos con la colonización del norte? ¿Con
la de la India o el Congo? ¿Con la de Australia o nueva Zelanda?
Fue esa corona de Castilla la que consideró que los indios
eran ciudadanos de Castilla y no podían por tanto ser esclavizados. Para ello
se redactaron las primeras leyes de defensa de los indios. Y como no podían ser
esclavizados se esclavizó a los negros africanos, que no eran ciudadanos de
Castilla. Sí, ya sé lo que estará usted pensando, pero era el año 1500, ni idea
de Derechos Humanos ni de democracia ni zarandajas. Hubo que esperar, para que
algo de eso cambiara, hasta la Revolución Francesa. Por cierto, los que
llevaron el negocio de la esclavitud a los más altos niveles fueron británicos
y holandeses, no Colón ni Castilla. Ni España. Holandeses y británicos si nos
ponemos a criticar esas épocas con los criterios morales y éticos de 2018.
Señor alcalde de Los Ángeles, váyase usted a escardar
cebollinos.
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