Palencia es una emoción:

14 julio 2006

O BOBOS O FELICES (España políticamente correcta)

Llegando a los años de vida que ya voy acarreando a mis espaldas empiezo a sacar la conclusión de que todos los partidos son el mismo y que todos los presidentes son el mismo. Con bigote o sin bigote, con cejas demoníacas o sin ellas, pero todas las políticas son la misma. Es algo así como si todos los presidentes se llamaran José María Aznar Zapatero y si todos los partidos se llamasen como aquel de Tierno Galván: Partido Socialista Popular. Sincretismo vital, o sea.
Joé, es que me quema el empeño que tienen todos los gobiernos en convencernos de que vivimos en la Arcadia más feliz jamás imaginable. Si con Aznar España iba bien (guerra cruel e injusta por el medio), con Rodríguez España ha de ir cojofenomenalmente. Y si alguien lo niega que tenga cuidado, que en cualquier momento el Ministerio de Oportunidad Política es capaz de sacar un decreto-ley haciendo extensible a toda España la felicidad obligatoria. Y si no lo eres te quitan doce puntos de golpe del carné de ciudadano, algo a lo que, ojo, también hubiera aspirado el PP, conste.
A poco que nos pongamos a repasar, bien someramente, aclaro, las últimas decisiones del presente gobierno hay que llegar claramente a la certidumbre de que el que no sea feliz es que es gilipollas, y ustedes perdonen la utilización del vocablo populachero.
¿Cómo no ser feliz después de que se hayan autorizado las bodas entre homosexuales? Pero si tres cuartas partes de España llevaba años levantándose cada mañana sin dejar de pensar en ello. Bueno, salvo los fachas, los intransigentes, intolerantes y otras gentes de mal vivir, como por ejemplo los militantes del Partido Popular, esa extrema derecha española de apenas diez millones de votantes que tanto entorpecen a los progresistas españoles de buena fe.
¿Cómo alarmarse por la subida del precio de los pisos cuando la ministra del ramo se dedica día y noche a buscarnos “soluciones habitacionales”? Es esa España negra, casposa e inquisitorial, que ve sólo problemas sin aportar soluciones, la que habla a escondidas del tamaño de los despachos ministeriales o de los metros cuadrados del chalé de la vicepresidenta del Gobierno. Franquistas recalcitrantes todos ellos, ya digo.
Porque es que hay que tener mala leche para preocuparse por cosas como la inestabilidad laboral, la carestía de la vida y el futuro de las pensiones, en vez de inclinarse cinco veces al día en dirección a la Moncloa para dar las gracias a un gobierno que se preocupa de nuestra salud hasta el punto de descender a regular el cotidiano pero troglodita vicio de fumar de tanto incontrolado salvaje que abunda por ahí. Que fumar es facha. Teniendo como baranda máximo a un presidente que no se levanta cuando desfila la bandera de EEUU o que no acude a despedir al Papa, ¿a quién se le ocurre preocuparse porque sigamos vendiendo armas a países tercermundistas y dudosamente democráticos o que todavía no entreguemos el 0’7% de nuestro PIB a los países necesitados? ¿A quién se le ocurre protestar por el mal estado del 35% de las carreteras si ya tenemos carné por puntos? O somos felices o somos gilipollas. Bueno, también cabe la posibilidad de que seamos del PP, que es otra forma de decir lo mismo, claro. En cualquier caso nos lo tenemos bien merecido, por asociales.
Porque ya se ve que sólo los que son tan raritos pueden criticar las deficiencias de un sistema educativo que se preocupa incluso de la salud de nuestros alumnos obesos, destinando para ellos un programa específico que vigile sus hábitos de alimentación. ¿Cómo no van a ser felices nuestros hijos (e hijas, conste), habiendo una asignatura que les enseñe a aceptar, quieran o no sus anticuados padres (¡Y madres, eh!), que todos los tipos de familia son exactamente iguales?
Si aún así no son felices y viven preocupados por las colas de la Seguridad Social, si les quita el sueño que el nivel de vida apenas haya subido unas décimas en los últimos años, si tienen absurdos temores por la inseguridad ciudadana es por las ganas de joder que tienen los ultras.
http://pedrodeh.blogspot.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno, es más, me ha alegrado descubrir un vecino en Periodista Digital sin pelos en la lengua ni vendido a facción alguna.

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