Palencia es una emoción:

09 septiembre 2007

Zapatero ve molinos donde hay gigantes

Ha llegado un momento en que toda la prensa española, aún con diferentes extensión y tratamiento tipográfico, se ha convertido en portavoz de ETA. Todos los medios de comunicación repican una y otra vez el último comunicado de la banda de asesinos, resumido en lo de siempre: “Os vamos a machacar”. Esto era hace años algo impensable, penado por la Ley y que terminaba con todos los ejemplares publicados fuera de los kioscos. O tempora, o mores.

Sin embargo los mafiosos vascos saben muy bien quienes son y quienes no son sus amigos y a quien deben o no enviar sus comunicados. Los de siempre, vaya. Cierre usted un periódico que al día siguiente sacamos otro genéticamente igual. ¿Sirve de algo? Seguro que en ellos la valiente alcaldesa de Lizartza no tiene el mismo tratamiento que el antiguo presidente de la comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco. Josu Ternera Loca.

Quede bien claro, si uno se empapa bien empapao de la última propaganda etarra, que nos amenazan. Otra vez. Como la anterior y la otra. Como siempre. En ella los asesinos se quejan de que Zapatero negociaba con ellos para alcanzar su rendición. Puesto que ellos también negociaban para alcanzar la nuestra, la del Estado de derecho, ¿de qué diantre se quejan?

Siempre he pensado, y en esta columna habrá muestras anteriores en número suficiente, que había que negociar con ETA, que todos los presidentes lo habían hecho, que entraba dentro de los derechos de Zapatero, y puede que también en sus obligaciones. Siempre he añadido que incluso el momento era el mejor posible: con ETA debilitada y perseguida, acorralada y puede que hasta permanentemente infiltrada. Si ETA tenía algo que ceder ésa era la ocasión, nunca pasaría si los asesinos se encontrasen fortalecidos, crecidos y golpeando repetidamente las estructuras del Estado.

Lo malo era que ni por ésas pensaban en ceder, en negociar realmente, en intercambiar voluntades y decisiones. Jamás. Jamás ETA ha variado un ápice su voluntad de imponer por “cataplines”, es decir por balas y por bombas. Y eso se tenía que haber visto a las primeras de cambio, en unas pocas horas de reunión, a la segunda botella de agua que se pidiera. Pero el impulso “bambinero” de Zapatero, la ingenuidad, la credulidad, la inocencia, la falta de experiencia de un presidente por casualidad, la necesidad política de llegar a un acuerdo costase lo que costase hizo que se retrasase el momento del definitivo adiós. Coño, que hasta con un aeropuerto semiderribado y con dos muertos en la mesa Zapatero se negaba a ver la realidad. Conste que a mí este hombre me recuerda muchas veces a Don Quijote pero al revés: se empeña en ver molinos allá donde hay monstruosos gigantes deseando llevársele al huerto.

Como ha quedado demostrado hasta la saciedad, con tantos intentos etarras frustrados y realizados, a ETA le da igual las cesiones del Estado, por ejemplo en la presentación de los batasunos a ayuntamientos de los que ahora controlan el censo, el presupuesto y los permisos y licencias municipales.

Les da igual. El resultado, como se ve, es siempre el mismo: Amenazas de muerte. Y muerte. Y destrucción. Balas y bombas, vaya.

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