Estoy plenamente convencido de la importancia que puede llegar a tener el partido de Rosa Díez si a lo largo de esta legislatura sabe ganarse un sitio en el ánimo de los votantes de izquierda. No sé si a alguno de los visitantes habituales me discutirá la trascendencia de que exista un fuerte partido de izquierdas con una visión de España semejante a la de Bono, Rodríguez Ibarra u otros líderes socialistas. O la Rosa Díez, de la que recordemos que es socialista.
Porque el culpable de los errores y debilidades del anterior gobierno no es el socialismo, sino Zapatero, su empeño en hablar con ETA cuando ésta robaba pistolas en Francia y colocaba bombas en Barajas y su entrega al PSC y a los extremistas de ERC. Por eso, digo, la necesidad de que el gobierno de España no dependa de ningún rincón, no negocie los presupuestos, los impuestos, las inversiones con ningún partido que prescinda de los demás españoles. ¿Cómo puede un gobierno de España aliarse con un partido que quiere desmembrar España?
De ahí la necesidad de que UPD llegue a buen puerto, represente a los españoles de izquierdas la futura formación de un gobierno y ayude en el equilibrio de fuerzas en el Congreso, algo que hasta ahora sólo depende de quienes ponen su esfuerzo, su interés, su cuidado y su atención sólo en un determinado grupo de ciudadanos, marginando a los demás.
Rosa Díez es la voz, la sonrisa y el futuro de otra izquierda, de cómo desempeñe su papel durante los próximos cuatro años depende buena parte del resultado de las próximas elecciones.
Reconducir a Zapatero y sus secuaces sectarios debe hacerse desde la izquierda.
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