Palencia es una emoción:

20 junio 2009

¿Por qué nos siguen engañando con ETA?

Conste que de mis labios, o de mi teclado, no salió ni una palabra de censura cuando Zapatero intentó la vía del diálogo con ETA. Todos los presidentes lo habían intentado, y fracasado, pero ninguno lo había intentado con una ETA tan debilitada como aquella con la que Zapatero intentó entenderse. Si el enemigo está débil, ése es el momento de negociar. Pero una de dos, o ETA no estaba tan débil o eran más burro que un arao, que decía mi pobre padre.

Otra cosa fue cuando ETA empezó a poner bombas en Barajas, robó 400 pistolas en Francia y preparaba zulos. Ahí, para mí ya cambiaban las cosas, Zapa seguía empeñado en una negociación con quien se estaba preparando para todo lo contrario, ésas no son maneras de negociar, José Luis. Tarde, demasiado tarde, el hombre que nunca dejaba de sonreír, así le estuviesen apretando los tegumentos procreativos, se dio cuenta y cambió el panorama. ¿Negociar con ETA nosotros? ¡Jamás de los jamases!

Y luego han venido varios muertos, éste de ayer especialmente cruel e inconcebible. Cruel porque el hombre pereció asándose lentamente sin que nadie pudiera ayudarle. Inconcebible porque no parece que tomara medidas de autoprotección, ni, estando encargado de un puesto decisivo en la lucha contra ETA, parece que hubiera un sistema de contraespionaje que le protegiera de los seguimientos a los que sin duda fue sometido.

Ahora se pone en toda crudeza la absurda, ofensiva y estúpida entrevista de “El Follonero” a Arnaldo Otegui. El colegueo descarado con quien fue el delegado de ETA en la vida política es antes que nada una ofensa al sentido común. Además puede ser una cobertura insensata de las posturas batasunas y un intento de disimular y minimizar su radicalismo. Claro que de La Sexta se puede esperar cualquier cosa y la culpa la tiene quien le proporcionó pista de aterrizaje en el panorama de los medios de comunicación. Lo mismo digo de “Público”. Por lo visto los apoyos de Prisa no eran suficientes ni suficientemente izquierdistas, no eran suficientemente “rojos”, y hubo que buscar radicalismo donde lo hubiera. Por cierto, ¿han leído alguna vez los comentarios de los lectores de este periódico a las noticias relacionadas con Batasuna, ETA y el País Vasco? No sé para cuando, pero alguna vez escribiré algo titulado “El público de Público”. No debía bastar con Gara, Egin o como leches se llame ahora la cosa esa. Gracias, Zapa.
De todas formas nos siguen engañando con ETA. Las declaraciones de nuestros líderes me estorban, me molestan, me distraen, no sirven salvo, quizá, para animar a las doloridas mesnadas. Son declaraciones vacuas, hueras, vacías de contenido, reiterativas, incómodas, insatisfactorias, destinadas a dar un titular periodístico, a la publicidad más basta y ordinaria. Encuentro en ellas una insustancialidad que me molesta, sobran, no ayudan, no pintan nada. No sé qué tenían que decirnos en lugar de estas palabras conocidas y manidas. Quizá simplemente no existan palabras, quizá es que sean palabras exculpatorias de sus propias limitaciones.

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