Palencia es una emoción:

04 julio 2010

El paso de la firma de ZP por el BOE

A los gobiernos de Zapatero no se les conocerá por sus resultados a la hora de enfrentarse a la crisis mundial. El presidente que ninguneó la crisis, que la negó y que predijo que no iba a afectarnos, quizá porque gobernándola él Spain era más different que nunca, no pasará a la Historia como un gobernante sabio, acertado y equilibrado.

Antes al contrario pasará a la historia, con minúscula, por haberse centrado en cambiar la sociedad española, por haberla dividido y por haber exacerbado sus pasiones. Y de la derecha española se dirá que ha callado y otorgado, sin oponerse con firmeza a la ingeniería social planificada y perversa de Zapatero. Aquí todos tienen sus culpas y algunos ya empiezan a reconocerlas; en el PSOE ya buscan sustituto mientras los organismos, instituciones y sociedades de derechas algún día lamentarán su pasividad durante el paso de Zapa por el BOE. Y obsérvese que por ningún lado estoy aludiendo a la ineficacia, estulticia e inmadurez del PP. No, del PP no estoy hablando.

La prensa de derechas, quizá por ser de derechas, es fácil de pastorear y piensa más en su cuenta de resultados que en los resultados de sus cuentas. Ha dejado pasar sin pena ni gloria el proyecto político que permite el aborto libre en España (La ley anterior ya lo permitía, ¿le pasaba algo, había alguna demanda social al respecto?) pasando incluso por encima de la patria potestad en el caso de las menores de dieciséis años. No ha hecho bandera de una innecesaria reforma autonómica que nadie demandaba hasta que Zapa tuvo que pagar al PSC maragalliano los nueve votos que le sirvieron para ser elegido. Y calla, cuando no sonríe satisfecha, ante grupos de presión de homosexuales que parecen adueñarse del mundo hasta determinar aspectos de la política española. Para reconocer derechos legales (de herencia, por ejemplo) a los homosexuales no era necesario aprobar el matrimonio homosexual, el matrimonio es otra cosa, ni permitirles la adopción de menores: los experimentos con gaseosa. Ser heterosexual en España terminará por ser objeto de discriminación, con consentimiento silencioso de la España de derechas.

Sólo el grupo Intereconomía, que con rapidez se ha hecho popular entre quienes no se sienten representados en la actual sociedad española, entre quienes se sienten apartados de la influencia política, entre quienes se sienten alejados de las atenciones de nuestros gobernantes, parece poner por delante su forma de ver la sociedad a sus resultados económicos, evidentemente sin descuidar éstos. No puedo estar de acuerdo con las más sonadas actitudes de alguno de sus tertulianos, que se disculpó reiterada y suficientemente, pero alabo el valor de enfrentarse resueltamente a las maniobras de la Zeja mediática, sus portavoces y sus políticos. En vez de permanecer de brazos cruzados, observando cómo la sociedad española se deteriora progresivamente, convirtiéndose en una sociedad indolente, permisiva y resignada, mera espectadora de “La noria” y otras alienantes series de TV, Intereconomía se ha lanzado al ataque en defensa de su manera de ver la sociedad, una manera que muchos compartimos en mayor o menor medida. A pesar de las dificultades, en forma de multas últimamente, mantiene un compromiso ideológico del que se abstienen otras empresas tradicionalmente de derechas. Hasta ahora la izquierda siempre había mantenido su predomino en la agitación y propaganda social, un predominio gestualmente publicitario que nos ha llevado al punto de que en España ser de izquierdas tenga un aura de avance social y compromiso popular en determinados sectores de votantes, que equiparan los desmanes, desvaríos y la ofuscación del PSOE con el progreso (¡ !), al tiempo que disculpan sus errores porque ser de izquierdas es un marchamo de validez absoluta y automática a todo lo que venga de la izquierda por el mero hecho de venir de la izquierda.

Cuando la firma de ZP haya dejado de figurar en el BOE recordaremos sus dislates económicos y sociales tanto como la inacción y la falta de compromiso de la derecha social, periodística y económica.

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