No hay ni un solo español que no sepa con absoluta seguridad que mañana hay una huelga general, quiénes la convocan y por qué y para qué. Los principales líderes sindicales salen en la tele más que Isabel Pantoja en sus buenos tiempos y Belén Estaban juntas. Desayuno, comida y cena, en todos los canales, y mira que hay decenas de ellos, en todas las emisoras y en todos los periódicos. Algunos líderes parecen tener el don de la ubicuidad. De la “multiubicuidad”, que aparecen en seis o siete canales a la vez.
Sólo les queda cobrar por lucir el palmito como lo hacen, pero como se trata de autopublicidad lo hacen gratis total como los viajes para los amigos de aquel ministro de Felipe González. La sobredosis de información sindical puede llevarnos a la intoxicación total. No, borren ahí donde he puesto “total” y pongan “social”. Intoxicación social.
Por primera vez hasta las teles nos han ofrecido, en diferido, eso sí, las arengas que los más arrojados entre los sindicalistas derramaban sobre sus conmilitones: “A empapelar Madrid”. Y empapelados estamos, empapelados y “empapados”, no queda rincón de mi barrio sin que haya cartelón. Pasa como con las antedichas teles: aparecen en todas partes.
Puesto que todos estamos perfectamente informados de las causas y consecuencias, de los impulsores y de los opositores a esta huelga, ¿a qué narices viene llamar “piquetes informativos” a los comandos patrulleros que mañana van a recorres nuestras calles? ¿Qué tienen que contarnos que no nos hayan contado ya? ¿Tendrá algo que ver con ellos que los comercios de mi barrio mañana no abran, “visto lo de otras veces”?
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