No soy absolutamente nadie autorizado para cuestionar la línea editorial de ninguno de los grandes periódicos de España. Ni grandes ni pequeños, claro. Sólo el hecho de llevar tantos y tantos años leyéndolo y tanto tiempo suscrito (claro, no sólo a El País) me autorizan a dirigirme a uno de los símbolos más ensalzados de la prensa española y preguntar:
¿Se habrían atrevido ustedes a titular “Un homosexual ateo elegido concejal por Madrid”?
Pues eso: coherencia. Y no vendría mal reconocer el pecado cometido.
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