El Consejo de Ministros ha aprobado la retirada de los símbolos franquistas que se encuentren en un bien propiedad de la Administración General del Estado o de sus organismos públicos dependientes. Escudos, insignias y placas conmemorativas de exaltación de la sublevación militar, de la Guerra y de la represión de la Dictadura caen de lleno bajo la decisión gubernamental. Zapatero se ha propuesto no dejar al aire ningún símbolo franquista.
Aún con abundantes excepciones, (Bienes de Interés Cultural, bienes con un significado histórico y arquitectónico o símbolos que constituyan un elemento fundamental de la estructura del inmueble cuya retirada pudiera poner en peligro la estabilidad del mismo) el acuerdo ministerial se propone acabar con la pervivencia del franquismo en los inmuebles del Estado. Franco acabó con la democracia y la democracia acabará con los símbolos de su dictadura.
Uno no puede entender cómo se ha tardado tantos años en tomar estas decisiones, es difícil comprender cómo tantos gobiernos demócratas (Suárez, González) han olvidado devolver la dignidad al Estado. Si Aznar hubiera tomado estas decisiones, como demócrata que se supone que es, el PP no se vería limitado en la actualidad a ser un mero observador que ni pincha ni corta en la actualidad nacional. Si el PP renunciara radical y expresamente al franquismo y su herencia tal vez Rajoy estaría hoy firmando el B.O.E.
La Democracia es incompatible con los símbolos que exaltan la rebelión militar; la Democracia y los Derechos Humanos son incompatibles con determinados arcos de triunfo, con las estatuas ecuestres de dictadores sable en mano y la glorificación de la perversidad política. No se trata de revancha, no se trata de revolver el pasado, se trata de poner cada símbolo en su sitio. La España constitucional no puede seguir ensalzando actitudes anticonstitucionales. En esta ocasión no se trata de que Zapa saque a pasear a su abuelo republicano sino de que todos saquemos a pasear la sensatez demócrata.
No parece de recibo que en pleno funcionamiento de la democracia todavía haya en nuestros pueblos calles y plazas, yo conozco algunas, que lleven el nombre de quienes precisamente destruyeron la democracia, de los que fusilaron o encarcelaron a sus compatriotas.
Aún con abundantes excepciones, (Bienes de Interés Cultural, bienes con un significado histórico y arquitectónico o símbolos que constituyan un elemento fundamental de la estructura del inmueble cuya retirada pudiera poner en peligro la estabilidad del mismo) el acuerdo ministerial se propone acabar con la pervivencia del franquismo en los inmuebles del Estado. Franco acabó con la democracia y la democracia acabará con los símbolos de su dictadura.
Uno no puede entender cómo se ha tardado tantos años en tomar estas decisiones, es difícil comprender cómo tantos gobiernos demócratas (Suárez, González) han olvidado devolver la dignidad al Estado. Si Aznar hubiera tomado estas decisiones, como demócrata que se supone que es, el PP no se vería limitado en la actualidad a ser un mero observador que ni pincha ni corta en la actualidad nacional. Si el PP renunciara radical y expresamente al franquismo y su herencia tal vez Rajoy estaría hoy firmando el B.O.E.
La Democracia es incompatible con los símbolos que exaltan la rebelión militar; la Democracia y los Derechos Humanos son incompatibles con determinados arcos de triunfo, con las estatuas ecuestres de dictadores sable en mano y la glorificación de la perversidad política. No se trata de revancha, no se trata de revolver el pasado, se trata de poner cada símbolo en su sitio. La España constitucional no puede seguir ensalzando actitudes anticonstitucionales. En esta ocasión no se trata de que Zapa saque a pasear a su abuelo republicano sino de que todos saquemos a pasear la sensatez demócrata.
No parece de recibo que en pleno funcionamiento de la democracia todavía haya en nuestros pueblos calles y plazas, yo conozco algunas, que lleven el nombre de quienes precisamente destruyeron la democracia, de los que fusilaron o encarcelaron a sus compatriotas.
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