Cuando un hombre mata a una mujer y sale en portada de los periódicos es que no ha ocurrido nada importante. Entiéndame, entiéndanme, que sí es una salvajada importante, otra más, que un hombre, otro más, mate a una mujer, otra más. Pero si eso aparece encabezando los periódicos digitales nada más pinchar en ellos es que no ha ocurrido nada, todo lo demás pasa desapercibido.
Con lo acostumbrados que estamos a que un hombre mate a una mujer si la noticia sale por arriba en los periódicos, es lo que está pasando en el momento en que escribo, es que nada de importancia ha ocurrido en el mundo. Las muertes salvajes de las mujeres a manos salvajes de sus salvajes maridos ya están descontadas por la sociedad salvaje. Somos así, nos acostumbramos a las tragedias y las digerimos sin mayor preocupación, con la misma facilidad con que yo me cepillo media docenita de churros de la esquina de debajo de mi casa. No sólo se trata de que cada día nos desayunemos tranquilamente con la foto de un niño de barriga hinchada muriéndose en Biafra, al fin y al cabo Biafra queda muy lejos y sus tragedias son demasiado repetidas. Es que ya no nos inmuta la muerte de una señora del barrio de al lado. ¿Cómo es que abren con esa noticia los diarios digitales? Porque en España no ha ocurrido nada más.
Alguien decidió hace ya tiempo combatir las agresiones machistas publicitándolas a todo trapo en los telediarios, extraño modo del que ya vemos el éxito conseguido. O matan a alguna señora de tu entorno o no pasa nada, nos hemos acostumbrado a las tragedias personales de las muertes machistas. Creyendo que con ello lo combatíamos, ingenuos.
Y hoy los periódicos abren sus portadas digitales con un asesinato matrimonial en Villafranca del Penedés. Con lo lejos que queda Villafranca del Penedés, también. Los periódicos que buscan lectores hasta debajo de las piedras no han encontrado nada mejor. Que se le haya hundido un túnel a la Ministra de Desgracias Varias no parece importante, quizá porque también nos tiene acostumbrados. Que la ministra nos diga que ella no tiene nada que ver tampoco es noticia, ya sabíamos lo que nos iba a decir. Es más llamativa la repetida tragedia de Villafranca.
Tampoco parece noticia importante lo de Rosa Díez. Que no le hagan caso, que rechacen sus propuestas y la traten como una mindundi es algo que no impulsa a nadie a comprar un periódico con semejante titular. Es más, cuando en TVE piden la opinión de los líderes parlamentarios ni siquiera se acuerdan de ella, como si no existiera, quizá es que conviene que no exista, no quieren que nos enteremos. Allá TVE. Allá los espectadores que le quedan.
Pero aún nos queda Bolonia. Bolonia va a ser la traca. De lo de Bolonia y del movimiento estudiantil que se nos avecina nos vamos a enterar en enero, vaya si nos vamos a enterar. Los chavales se están poniendo de acuerdo para, después de celebrar mansamente con sus padres la más laica navidad, hacerles devolver de una sola arcada todo el turrón engullido. Eso sí, los chavales nunca devolverán los regalos de reyes, los chavales nunca devuelven nada, son los reyes de la creación y cuando se aburren sacan en procesión al cojo Manteca y arrasan la Gran Vía, la calle Preciados y la Calle Mayor de mi pueblo, les veo capaces de acabar con la churrería de ahí abajo.
En el próximo enero un asesinato de pareja no va a ser titular de portada, aparecerá el cojo Manteca redivivo dispuesto a hacer añicos las calles de nuestras ciudades, a reventar comercios, a quemar contenedores y provocar titulares a cinco columnas.
Con lo acostumbrados que estamos a que un hombre mate a una mujer si la noticia sale por arriba en los periódicos, es lo que está pasando en el momento en que escribo, es que nada de importancia ha ocurrido en el mundo. Las muertes salvajes de las mujeres a manos salvajes de sus salvajes maridos ya están descontadas por la sociedad salvaje. Somos así, nos acostumbramos a las tragedias y las digerimos sin mayor preocupación, con la misma facilidad con que yo me cepillo media docenita de churros de la esquina de debajo de mi casa. No sólo se trata de que cada día nos desayunemos tranquilamente con la foto de un niño de barriga hinchada muriéndose en Biafra, al fin y al cabo Biafra queda muy lejos y sus tragedias son demasiado repetidas. Es que ya no nos inmuta la muerte de una señora del barrio de al lado. ¿Cómo es que abren con esa noticia los diarios digitales? Porque en España no ha ocurrido nada más.
Alguien decidió hace ya tiempo combatir las agresiones machistas publicitándolas a todo trapo en los telediarios, extraño modo del que ya vemos el éxito conseguido. O matan a alguna señora de tu entorno o no pasa nada, nos hemos acostumbrado a las tragedias personales de las muertes machistas. Creyendo que con ello lo combatíamos, ingenuos.
Y hoy los periódicos abren sus portadas digitales con un asesinato matrimonial en Villafranca del Penedés. Con lo lejos que queda Villafranca del Penedés, también. Los periódicos que buscan lectores hasta debajo de las piedras no han encontrado nada mejor. Que se le haya hundido un túnel a la Ministra de Desgracias Varias no parece importante, quizá porque también nos tiene acostumbrados. Que la ministra nos diga que ella no tiene nada que ver tampoco es noticia, ya sabíamos lo que nos iba a decir. Es más llamativa la repetida tragedia de Villafranca.
Tampoco parece noticia importante lo de Rosa Díez. Que no le hagan caso, que rechacen sus propuestas y la traten como una mindundi es algo que no impulsa a nadie a comprar un periódico con semejante titular. Es más, cuando en TVE piden la opinión de los líderes parlamentarios ni siquiera se acuerdan de ella, como si no existiera, quizá es que conviene que no exista, no quieren que nos enteremos. Allá TVE. Allá los espectadores que le quedan.
Pero aún nos queda Bolonia. Bolonia va a ser la traca. De lo de Bolonia y del movimiento estudiantil que se nos avecina nos vamos a enterar en enero, vaya si nos vamos a enterar. Los chavales se están poniendo de acuerdo para, después de celebrar mansamente con sus padres la más laica navidad, hacerles devolver de una sola arcada todo el turrón engullido. Eso sí, los chavales nunca devolverán los regalos de reyes, los chavales nunca devuelven nada, son los reyes de la creación y cuando se aburren sacan en procesión al cojo Manteca y arrasan la Gran Vía, la calle Preciados y la Calle Mayor de mi pueblo, les veo capaces de acabar con la churrería de ahí abajo.
En el próximo enero un asesinato de pareja no va a ser titular de portada, aparecerá el cojo Manteca redivivo dispuesto a hacer añicos las calles de nuestras ciudades, a reventar comercios, a quemar contenedores y provocar titulares a cinco columnas.
1 comentario:
es muy lamentable que un hombre mate a su mujer,pero no se habla nunca de las tribulaciones que paso ese hombre ante de tomar esa dramatica desicion, porque la mujer aprieta el boton hasta el fondo,si el hombre aguanta la mujer se lleva el gaTO A LA AGUA A NO SER QUE AL HOMBRE SE LE CRUZEN LOSD CABLES
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