Dicen las malas lenguas, siempre
cargadas de veneno y mala intención, que Esperanza Aguirre está detrás de la
filtración de los papeles de Bárcenas. Dicen las malas lenguas, siempre
cargadas de veneno y mala intención, que Esperanza quiere cargarse el PP
insulso, exangüe y exánime de Mariano Rajoy.
Dicen que Esperanza Aguirre
quiere levantar un gran partido de derechas, junto con Mayor Oreja y Vidal
Quadras para forzar la competición en elecciones generales de un gran partido
de derechas en imitación, por ejemplo, de Francia.
Esperanza Aguirre en un gesto que
encaja con las acusaciones se ha ofrecido para regenerar la política, me
pregunto si pretenderá hacerlo ella sola
y si para ello pretende desguazar al PP. Cierto que el PP ha sido un
partido tradicionalmente dividido entre melifluos rajoyistas, incluso cuando
gobernaba Aznar, y decididos y desvergonzados derechistas tradicionales. Y lo
de desvergonzados, no se me amontonen, lo digo en tono elogioso, que hay mucho
acomplejado de ser de derechas, escondido a la espera de una oportunidad de
decirlo en público.
Al PP siempre le ha gustado nadar
entre dos aguas, siempre le ha repateado que el PSOE les acusara de ser “la
derecha”, como si en serlo hubiera algo de indigno, algo innoble que no hubiera
“la izquierda”. No sé si estratégicamente es oportuna esta hipotética
operación, pero llama la atención que alguien que se reclama de derechas sin
tapujos quiera encabezar una regeneración democrática, con lo mal vista que está
la derecha en España desde Primo de Rivera padre.
Algo habría que hacer, sin
embargo, para obligar a Rajoy a definirse y definir el partido. Quizá ahora que
puede estar a punto de estallar (por cierto, pasan los días y debería estallar
el PP o “El País”, que continúe sin pasar nada es señal de lo necesaria que es
la aludida regeneración democrática) …quizá ahora que puede estar a punto de
estallar el PP alguien debería hacer algo para olvidarse de tanto centrocuentismo
y empezar a tomar el rábano por las hojas de la debacle de España, sin permitir
que vuelva Rubalcaba y con él los pepiños, las bibianas y otras perlas ilustres
que nos ha dejado Zapatero.
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