Leo, escandalizado, cómo no, las multimillonarias subvenciones que reciben los partidos políticos. Sólo PP y PSOE recibirán cuarenta millones de euros. Y a mí me han quitado la paga extra para ahorrar. Y a mi vecino no le han contratado este año como maestro interino. Y en el pueblo de al lado han reducido el número de médicos. Para ahorrar. Nos toman por tontos porque somos tontos, somos mansos, somos arcilla que adopta la forma que ellos quieren.
Para ahorrar se van a repartir cuarenta millones de euros. Esto es una ofensa a la dignidad de todos los despedidos, es una ofensa a todos los jubilados, es una indignidad a toda la ciudadanía. Cuarenta millones y nuestros ancianos han perdido buena parte e las ayudas a los grandes dependientes. Que se jodan los viejos.
En esto no hay discrepancias, no hay alboroto, no hay esa riña de patio de vecinos que hay en Las Cortes cada vez que el gobierno, sea el que sea, pretende legislar, no, en esto están ambos de acuerdo. Que se jodan los viejos, los funcionarios, los parados, los jóvenes... Que se jodan todos menos ellos mismos.
Y les votamos, qué remedio. ¿Qué remedio? ¿No hay más alternativa? En España hemos tenido varios bufones, al estilo del francés Coluche o del italiano Beppe Grillo, que no han triunfado. Jesús Gil, por ejemplo, que acabó enfangado en el mismo lodo de la corrupción que pensaba combatir. No sé si alguno de ellos podría poner patas arriba el sistema democrático español, pero una revolución que cambie esta corruptocracia sería deseable. ¿Sería necesario llegar hasta allí o tenemos otros partidos a los que no votamos, culpa nuestra, que pretenden llevar a cabo desde las instituciones democráticas esta labor contra las instituciones democráticas?
Necesito que en la próxima declaración de la renta me ofrezcan una casilla, como sucede con la Iglesia, para poder negarme a que mis impuestos subvencionen a estos nefastos ladrones vestidos de corbata que desde el escaño sólo son capaces de ponerse de acuerdo en que se jodan los viejos.
Para ahorrar se van a repartir cuarenta millones de euros. Esto es una ofensa a la dignidad de todos los despedidos, es una ofensa a todos los jubilados, es una indignidad a toda la ciudadanía. Cuarenta millones y nuestros ancianos han perdido buena parte e las ayudas a los grandes dependientes. Que se jodan los viejos.
En esto no hay discrepancias, no hay alboroto, no hay esa riña de patio de vecinos que hay en Las Cortes cada vez que el gobierno, sea el que sea, pretende legislar, no, en esto están ambos de acuerdo. Que se jodan los viejos, los funcionarios, los parados, los jóvenes... Que se jodan todos menos ellos mismos.
Y les votamos, qué remedio. ¿Qué remedio? ¿No hay más alternativa? En España hemos tenido varios bufones, al estilo del francés Coluche o del italiano Beppe Grillo, que no han triunfado. Jesús Gil, por ejemplo, que acabó enfangado en el mismo lodo de la corrupción que pensaba combatir. No sé si alguno de ellos podría poner patas arriba el sistema democrático español, pero una revolución que cambie esta corruptocracia sería deseable. ¿Sería necesario llegar hasta allí o tenemos otros partidos a los que no votamos, culpa nuestra, que pretenden llevar a cabo desde las instituciones democráticas esta labor contra las instituciones democráticas?
Necesito que en la próxima declaración de la renta me ofrezcan una casilla, como sucede con la Iglesia, para poder negarme a que mis impuestos subvencionen a estos nefastos ladrones vestidos de corbata que desde el escaño sólo son capaces de ponerse de acuerdo en que se jodan los viejos.
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Pero no contentos, todavía
este inmenso caudal de dinero les parece poco. Recurren a mil y una fechorías para seguir llenando sus arcas, insaciables ellos, con
las cuales financiar las campañas electorales que les
faciliten permanecer en el poder desde el que nos gobiernan, malditos sean. En
los periódicos y en las múltiples televisiones tenemos ejemplos claros, Bárcenas, Gürtel, ERE's de Andalucía y tantos otros que finalmente apuntan también a una financiación irregular, puede que ilegal,
de los todopoderosos sindicatos, siempre para favorecer a los obreros, faltaría más, a los pobres y desheredados
de la vida, al mismo tiempo que se llenan los bolsillos.
La tradición firmemente arraigada en la
creencia popular es que ser sindicalista, ser de izquierdas, significa claramente
ser parte de los desfavorecidos, de los obreros maltratados por la corrupción de, oh, cielos, los ricos y poderosos. Se ha puesto de
moda acosar a algunos políticos, claramente todos ellos
del PP, así que estoy seguro de que
quienes lo hacen no perderán un segundo en correr a los
domicilios de estos descamisados de izquierdas a repetir ante sus portales la
experiencia. Con el apoyo de la prensa y televisiones afines. ¿Se imaginan a La Sexta ofreciendo en sus informativos imágenes del acoso a las sedes de CCOO y UGT?
1 comentario:
Muchas casillas de esas harían falta. Mucho se subvenciona, se reparte fácil el dinero que les llega sin ningún esfuerzo.
Subvenciones '0', sin casillas.
Libertad individual para decidir lo que cada uno quiere promocionar o apoyar. El Estado a administrar/gestionar. Y cuanto menos dinero toque mejor para todos.
Saludos
http://ansiadalibertad28012013.blogspot.com.es/
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