La izquierda no tiene rival en
cuestiones de propaganda, a la derecha le pueden siempre sus complejos, nunca aprenderá
la lucha social, callejera y panfletaria; quizá sea que la izquierda tiene más
experiencia porque, en parte, sólo en parte, la practicó durante el franquismo.
El caso es que acusan, con todita
la razón, al PP de ser un partido de chorizos, y aunque seguro que una mayoría
de militantes son honrados, serios y creíbles, el asunto de Bárcenas ha puesto
en cuestión la honradez de la cúpula del partido. Los silencios de Rajoy, un
conocido refrán castellano dice que el que calla otorga, no ayudan mucho, la
verdad.
Y en aras de resaltar esa imagen
de partido corrupto, choricero y “sobresueldista”, la izquierda ha convocado
diversas barbacoas para asar chorizos y entre bocado y bocado reírse de la corrupción
ajena. Supongo que lo usual sería presuponer
la honradez del acusado, como en los juicios, mientras no se demuestre lo
contrario, pero mientras los populares den la callada por respuesta y se
encojan de hombros a la espera de que la tormenta amaine se merecen de pleno
las descalificaciones.
Sin embargo, como suele ser
acostumbrado, la izquierda peca de sectarismo, cae en el pecado evangélico (la
cita es adrede para meter un dedito en el ojo del fanatismo laicista) de
limitarse a la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio. ¿Por qué esa
misma izquierda, populachera y no popular, no ha organizado algo semejante contra
las fechorías de los socialistas de Andalucía? ¿Por qué callan? ¿Por qué lo que
vale para unos no vale para otros? Por cierto, lo de los EREs falsos está
estrechamente relacionado con dinero público mientras los presuntos delitos del
Bárcenas y su cohorte está relacionado con dinero privado. Ambas cosas serán delito,
si un juez llega a decirlo, pero hay una cierta diferencia. Sin embargo algunos
miran sólo para un lado. ¿Corruptos? Los demás, claro, nunca los míos.
La izquierda no tiene rival en
cuestiones de propaganda, a la derecha le pueden siempre sus complejos, nunca
aprenderá la lucha social, callejera y panfletaria; quizá sea que la izquierda
tiene más experiencia porque, en parte, sólo en parte, la practicó durante el
franquismo.
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