|
Coche de paseo |
|
Artesas de haya, hechas de una sola pieza |
Ahora que vivimos tiempos
convulsos en los que otras regiones nos dominan y aprueban o niegan con sus
votos los presupuestos de todos; ahora que en vez de una Castilla que impulse
España tenemos cinco castillitas que no molesten a los nacionalistas
rencorosos; ahora que todos manejamos palabras como software, twitear, share o
bluetooh; ahora que los más modernos beben exóticas ginebras, güisquis de
importación u otras bebidas advenedizas puede pensarse que Castilla y la
esencia de lo castellano han desaparecido o están a punto de hacerlo.
|
Desgranadoras de maíz y cacao
con sus correspondientes escriños |
Para negarlo está el museo
castellano que Rodolfo Puebla dirige en Frómista, allá donde el Canal de
Castilla y el Camino de Santiago se despiden. Entrar en su casa, como yo tuve
el privilegio, es asistir a un homenaje a la Castilla trabajadora y ociosa,
campesina, ganadera e industrial, familiar, íntima y acogedora, histórica y
actual, tradicional e innovadora.
|
Fragua y fuelle |
Pasear por sus espacios es presenciar retazos
de historia delicadamente reunidos para ser contemplados, repasando oficios que
fueron parte de nuestra cultura tradicional; es revivir antiguas conversaciones
junto a la fragua, respirar el ambiente festivo y laboral del lagar, atender a
cuchicheos alrededor del horno, imbuirse de aquello que fue parte indispensable
de la vida cotidiana antes de la globalización, antes de internet, antes de que
se empeñaran en que hablásemos inglés para ir a la compra.
|
Diversas piezas de alfarería |
El museo castellano de Rodolfo
Puebla es un recuerdo que debemos tener siempre bien presente, pues cuando un
pueblo olvida sus orígenes pierde su destino, cuando ignora de dónde viene
termina por no saber dónde va. Traspasar la puerta de ese homenaje castellano,
reunido esforzada y pacientemente a lo largo de muchos años, es volar sobre una
Castilla que no va a desaparecer por mucho que los políticos se hayan empeñado
en partirla en cinco regiones domesticadas, es iniciar un viaje por aquello que
hemos sido, es repasar nuestras raíces, reconocer nuestros orígenes y encontrar
motivos de orgullo en aquello que una vez fuimos y no debemos olvidar.
|
Troqueladoras de galletas para la antigua fábrica de Fontaneda...
cuando Fontaneda todavía significaba Palencia |
Si alguien pone en duda la
esencia de Castilla que tanto alabó la Generación del 98, le bastaría una
visita a la casa museo de Rodolfo Puebla para comprobar que Castilla todavía
existe y está orgullosa de sí misma y de su pasado. La casa de Rodolfo es
prueba fehaciente y permanente. Para
aquellos que nos sabemos castellanos y estamos orgullosos de ello es una visita
obligada.
|
Rodolfo delante de un coche de reparto de pan de la propia villa de Frómista |
No hay comentarios:
Publicar un comentario