Palencia es una emoción:

25 julio 2013

El accidente ferroviario en Galicia

No tengo familiares ferroviarios pero haber nacido y vivido en Venta de Baños es un plus. Toda mi vida he visto pasar trenes de ida o de vuelta a Galicia, eran otros tiempos que amenazan con volver, llenos de emigrantes gallegos. Para ir a la escuela, a ver a los amigos, a misa, había que pasar casi necesariamente por la estación. Trenes y más trenes a todas horas del día.
Supongo que el Alvia descarrilado había pasado también por la remozada y casi inútil estación de Venta de Baños. Allí los pasajeros conservaban todavía la impaciencia por llegar a su destino y ver a sus familias o empezar sus vacaciones, cada uno con su afán propio, con sus ilusiones y sus esperanzas puestas en el futuro. Sólo unas horas después ese futuro se había esfumado. Toda España está de luto, el dolor es inmenso y el asombro nos llena a todos. Desde mi refugio de vacaciones, a tantos kilómetros del lugar, en un ambiente que está a una distancia sideral del de Santiago, me siento acongojado por las dimensiones de la catástrofe pero meregunto cosas...
¿Por qué iba el tren a esa enorme velocidad cuando sólo podía ir a ochenta? ¿Por qué iba a esa enorme velocidad a sólo tres o cuatro kilómeteros de la estación? ¿Qué obligaba a los conductores a correr tanto? ¿Fue un descuido, una dejadez, un despiste?¿Había alguna otra razón?
Por razones obvias no puedo seguir la actualidad al pie de la letra, con la exactitud necesaria, pero me pregunto también cómo puede haber tanto inmoral, tanto indeseable, tanto enfermo que relacione en este momento cualquier aspecto del accidente con la política, cómo puede haber tantísimo maleante que achaque el accidente a los recortes del gobierno, cómo puede alguien cometer la inmoralidad de relacionar el esfuerzo generoso, la entrega impagable de tanto funcionario, policía, sanitarios, con los recortes salariales y de otro tipo que sufren en sus sueldos...
La bajeza moral no tiene límites, desde luego, pero debería contenerse en este momento. Tiempo hay, lo habrá, para analizar responsabilidades, personales, de la Administración o de quien sea. No se deben dejar de lado, pero no ahora, malditos.

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