Cataluña se va a independizar en cualquier momento y se nos
pondrá cara de ucranianos. Tengo muy claro que ante la inactividad de una
mayoría, no indecisa sino pasiva, Artur Mas conseguirá su propósito a no ser
que Rajoy suelte aquello que los nacionalistas reclaman o que el ejército ponga
pie en pared. En cualquier caso hace tiempo que decidí preferir la
independencia catalana. Si ellos mismos no se oponen…
Estos son los barros de los polvos de antaño, cuando
González y Aznar cedían en todo cuanto Pujol demandaba a cambio de sus votos,
para una ley, para una legislatura. No debemos extrañarnos, seríamos demasiado
ingenuos, de que los nacionalistas jamás hayan desistido en su ansia de exigir
y exprimir las ubres de aquellos que los necesitan para poder gobernar.
Pensar que los nacionalistas frenarían sus impulsos es no
conocer la demagogia ni la democracia. Pero habrá que reconocer que les hemos
ayudado mucho. Debe quedar en la memoria de la ignominia cómo se firmaban pactos
al dictado de los nacionalistas o como el PSOE y su sucursal catalana han
disimulado allí su origen español. Quizá porque charnego el último. ¿Cuántas
banderas de España se ven en sus actos políticos? ¿Da vergüenza? ¿Por qué la
esconden en sus mítines? ¿Por qué sólo enseñan las catalanas y, si conviene, la
europea? ¿Por qué ceden la iniciativa a los separatistas, por qué les siguen el
juego? ¿Temen irritarles?
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