Palencia es una emoción:

19 abril 2014

Paso de Semana Santa

Me he quedado en casa. Terracita, un vasito de vino de calidad, unas aceitunas, mi libro, internet. Pero sobre todo sol, calma, quietud, pájaros piando (lo juro; en este momento) y una ligera brisa que dulcifica la ya de por sí suave temperatura. No necesito playa atestada de gentuza tumbada en la arena, de chiringuitos a precio de cinco tenedores y calidad de tasca.

Me he ahorrado cientos de kilómetros de viaje, gasolina, peajes, atascos. Voy a por el pan en cinco minutos con mi bici. Por la acera, claro (hala, ríñanme, les va a dar igual). Salgo a la ciudad y está vacía, sombra y serenidad; la terraza de mi bar preferido, vacía, a mi disposición; las aceras anchas y libres. Vermut en la esquina o en mi minijardín. Yo solo; con Misanta. Y Zoilo, mi perro. De lejos me llegan voces de algún marginal como yo que ha decidido quedarse y preparar cualquier marranada en su barbacoa.

No hay nadie a mi alrededor, palomas y grajos son mi única compañía. No molestan. Están. Cuento con ellos. De vez en cuando algún tarado pasa por la lejana calle metiendo ruido con su moto de subnormal o un puto crío viene a joder con el balón. Enseguida se va. Luego el silencio invade de nuevo mi casa, mi terraza, mi parque. Solo. Aire, sol, silencio y quietud. Tengo a mi alcance todo cuanto puedo necesitar, comida, libro, mi vino preferido; sólo echo en falta mi ciudad preferida una visita a Piazza Bra y vuelta a comer, café y siesta.

No entiendo tantas carreras con el coche por llegar a Marbella; tanta playa multitudinaria, tanta discoteca de moda hasta los topes de gente. La misma gente que antes saludabas por la Castellana o por García Morato y ahora la ves vestida de pija moderna o semidesnuda en la playa. Junto al tío de la música a todo volumen.


Ya no ponen Ben-Hur en las teles, ni siquiera en las ilegales, a cambio tenemos a Belén Esteban o Kiko Rivera tocándonos los timbales. No todos los cambios son buenos, qué paciencia… Pero tengo mi casa, mi perro, mi silencio o mi música barroca. Mi descanso.

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