Soy consciente de los graves
problemas que tiene España, con tantas personas sin trabajo, con jóvenes
obligados a la emigración, con desahucios y con empresas sin financiación y
dificultades de futuro. Evidentemente estos problemas deben ser solucionados
sin dilación, pues sin buenas condiciones económicas no hay un futuro
aceptable.
Pero me asombra la inopia social
ante otros problemas que empiezan a ser acuciantes pero que aún estamos a
tiempo de resolver, que si no son abordados inmediatamente pueden llevarnos al
colapso de la sociedad actual. Los problemas derivados de la escasa natalidad
van a ser gravísimos, pero no hay conciencia social, no veo a nuestros próceres
hablar de un problema que acabará con nosotros. Pensar “Que lo solucionen
otros, eso a mí ya no me pilla” es esconder la cabeza bajo el ala.
No se trata tanto de un problema
económico sino cultural, de manera de pensar, de vivencia social. Tener varios
hijos se ha convertido en algo minoritario, trasnochado, propio de minorías
sociales, étnicas o económicas. Nadie, entiéndanme bien, tiene ya cuatro hijos
salvo gitanos, sudacas o fachas religiosos del Opus. Y como ustedes ven estoy
dibujando el asunto con trazos muy gruesos para disimular su gravedad.
No se trata sólo de asegurar el
futuro de las pensiones, en grave riesgo, sino el relevo generacional. Ya somos
un país de viejos, en algunas generaciones seremos un país sin futuro y, aunque
quede lejos, ninguno de nosotros lo va a vivir, quizá nuestros cerebros
pensantes deberían poner algo de interés en ello.
Alguien debe promover una nueva
filosofía social en la que la escala de valores recupere el aprecio que tener
varios hijos tuvo una vez. Quizá sea el exceso de trabajo, o que hemos
convertido el bienestar máximo en un máximo valor, o la incorporación de la
mujer al trabajo (no, no propongo que la mujer regrese a la cocina) o por otras
razones propias de la idiosincrasia actual, pero esto debería cambiar pronto.
El envejecimiento social conlleva que una sociedad sea incapaz de mantenerse
económica, laboral o culturalmente.
En los pasados años de riqueza
económica, todos queríamos ganar más, el hedonismo se ha instalado entre
nosotros convirtiéndose en un "aquí te pillo, aquí te mato", importando
el disfrute inmediato, sin puntos de vista más amplios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario