Han pasado casi ochenta años
desde la guerra civil y algunos siguen pensando en ella como la quintaesencia
de su actuación política. Sin su trasnochado guerracivilismo nada tendría sentido
para ellos. ¡Ochenta años! La guerra civil y la Guardia Civil se mantienen a
través de los años como obsesiones de determinados ultraizquierdistas incapaces
de superar tal época.
Todos los países, todos los regímenes
tiene cuerpos de seguridad. Todos, los bolivarianos también. Con la diferencia
de que la Policía Nacional y la guardia civil están sometidas a controles
democráticos y sus más altos cargos responden ante el Parlamento.
Y sin embargo hay incapaces
mentales que no pueden comprender que son dos cuerpos de seguridad al servicio
de los españoles, para defender la ley, para defender la seguridad, para
defender el Estado. Para defender a los buenos de los malos. Sí, seguro que en
estos cuerpos hay elementos negativos, como entre los taxidermistas, los
jardineros o los domadores de circo. Pero con servicios internos que los
controlan.
Pues bien, sigue habiendo memos,
catetos, atrasados, mentes perversas, enfermos de guerracivilismo permanente que
toman el micrófono y el atril (¿sabrá él lo que es un atril?) en las asambleas
de partidos de extrema izquierda, esos que son partidarios de convertir a la
Policía Nacional en “su” policía bolivariana, y se dedican a insultar a
aquellos que los defienden, que defienden la democracia, que defienden nuestros
derechos. El imbécil de turno, ese ignorante que se relame de gusto al ver un
micrófono, acabó su locución con un «Yo
me cago en los muertos de la Guardia Civil y de la Policía». Como el
imbécil de Willy Toledo, prueba evidente de que la soplapollez es contagiosa. Y
con un agradecido público que le aplaudió… Dios los cría y ellos se juntan en Podemos
o como quiera llamarse hoy y en Cádiz esa cochambre sucia y ordinaria que se
aglutina alrededor de los seguidores de Nicolás Maduro, el chabacano dictadorzuelo
bolivariano.
Pero es que detrás del diarreico verbal
estaba Kichi González, ese prodigio de mente al que los gaditanos han
encumbrado a la alcaldía, que asistió en silencio al procaz discurso del ordinario
locutor. No, claro, nunca se le ocurriría delante de tan selecto público,
corregir, lamentar, suavizar (pongan ustedes el verbo que quieran) las mamarrachadas
vomitadas por tan dilecto personaje de tan alto nivel cultural. Nooo, eso no.
Ahí iba él a cambiar una coma de lo dicho sobre la guardia civil. Que los
gaditanos disfruten de lo votado.
Sé que algunos lectores concluirán
este artículo añadiéndome a la lista de los fascistas a borrar… Qué estupidez, qué
estrechez de miras, qué mente más pacata… Precisamente Guardia Civil y Policía
Nacional están para evitar que nos “borremos” unos a otros. Pero sobre todo
están para defender la ley y en su caso para defendernos de la burrez de “intelectuales”
como ese del micrófono.
¿En cuántos países del mundo la
izquierda ataca sistemáticamente a las fuerzas del orden? ¿En cuántos países
del mundo se llama fascistas a quienes las apoyan? Francia, Italia, Dinamarca,
Senegal, Tailandia, Vietnam, incluso Venezuela y Cuba deben estar llenos de
fascistas.
Y Holanda, Suecia, Argentina, China, Paraguay, India, Australia, Canadá,
Tanzania, Paquistán, Bielorrusia, Finlandia…
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