Palencia es una emoción:

02 octubre 2007

Euskadi se convertirá en un queso de gruyere

Permítanme ponerme la venda antes de que me den la pedrada. Soy español, me siento español, ni por lo más remoto quiero dejar de serlo y creo en la unidad de España, de la Patria y del Estado Español, llámenlo como quieran llamarlo, que al final es la misma cosa. Hay ocasiones que por decir estas cosas, las mismas que diría un francés, un ruso o un congoleño, te llaman facha. Memos.

Y una vez mi cabeza está bien vendada voy a decir que si alguna vez España se deshiciera, contra mi voluntad y contra mi esfuerzo, quiero que uno de los resultados sea una Castilla justa, rica, social e independiente. Si España se va a deshacer, hacer o rehacer que sea para todos con las mismas condiciones, nadie es más que nadie, nadie tiene más derechos históricos que nadie ni nadie puede sacar ventaja ilegítima de cualquier situación política. Y exactamente eso, sacar ventaja ilegítima de una situación política, es lo que quiere hacer el lehendakari Ibarretxe. Eso e imponer por “guirnaldas inguinales” su visión de la verdad, de la Historia y de las relaciones políticas.

Desde luego va a meter a España (¡¡Oich, perdón!!: “al Estado Español”) en un problema lo suficientemente gordo para guardar memoria de él en los libros de Historia, pero él mismo está propiciando una situación tan comprometida para su propio partido que ya hay diversos líderes del PNV tentándose bien la ropa antes de apoyarle. Y no sólo porque las últimas actitudes de un político deberían ser saltarse alegremente la legalidad constitucional (o somos demócratas y rigurosos con las leyes de la Democracia o no somos demócratas firmes y estables) y buscar peligrosos e innecesarios enfrentamientos entre dos mitades de su pueblo, sino sobre todo porque conduce a su pueblo a una situación de queso gruyere. Con lo peligrosas que pueden ser las indigestiones de queso gruyere.

Pongamos que se celebra ese referéndum (personalmente estoy seguro de que de una u otra forma lo va a haber, aunque sea descafeinado, disimulado y con colaboración del Estado zapaterista), pongamos que se celebra incluso en Navarra. ¿Lo ganaría Ibarretxe en Álava? ¿Y en Vitoria, capital de la Comunidad? ¿Y en la propia Navarra? Pongamos más: ¿Lo ganaría en San Sebastián? ¿Y en Ermua? ¿Y en tantos otros ayuntamientos de las tres provincias vascas donde no gobiernan los nacionalistas? ¿Se quedarían cruzados de brazos estos ayuntamientos? Así un Euskadi independiente quedaría como un queso gruyere.

Y esto que hemos pensado todos alguna vez es bueno que lo haya dicho el alcalde de Bilbao, y es bueno que lo haya dicho desde dentro del propio PNV, y es bueno que lo haya dicho en una emisora vasca.

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