Palencia es una emoción:

28 diciembre 2007

El obispo de Tenerife

Soy católico, empiezo por aclarar a los lectores, pero mis opiniones no tienen por qué coincidir con las de la Iglesia. Eso mismo le pasa al Obispo de Tenerife, que sus opiniones no tienen por qué coincidir con las de la Iglesia, de hecho no coinciden, según creo. Y sin embargo en una parte de sus declaraciones tiene razón el señor Obispo, hay adolescentes que se ponen a tope de sexo como otros se ponen de alcohol o tabaco. Y encima van provocándonos a los más añosos. Ay, quién fuera joven… permanentemente.

Y en eso tiene razón, aunque no veo qué relación tiene la pederastia con la homosexualidad, que es la referencia que hizo el señor Obispo de Tenerife. Porque se puede ser heterosexual y pederasta, u homosexual y preferir las personas mayores de cincuenta años. O justamente al revés, que de todo hay en la viña del sexo.

Imagino que el señor Obispo no quiso decir lo que dijo, que el que tiene boca se equivoca y que la mejor forma de no equivocarse es no hacer declaraciones. Acabo de venir de una tertulia televisiva y seguro que me equivoqué muchas más veces que el técnico de sonido o que el cámara o que la maquilladora. Cuestión de hablar o no hablar.

En lo que ya digo que estoy de acuerdo es que hay muchos adolescentes (y “adolescentas”, que diría la esposa de Felipe González) que disfrutan provocando a todo bicho viviente. Visten como visten y no se nos olvide que son nuestros retoños, que en definitiva son nuestros herederos, que hemos sido nosotros los que les hemos hecho tal y como son. Y disfrutan como disfrutan, que no en vano vivimos en la sociedad más hedonista y consumista de la Historia de la Humanidad. El nivel de sexualidad de la juventud de nuestros días no tiene nada que ver con lo que aquellos que ya tenemos un porrón de años recordamos. No hay más que pensar cuántos embarazos en adolescentes registra nuestra sociedad y el número de abortos que se practican en ¿niñas? de esas edades. Hay adolescentes de edad cronológica que viven su vida entera y en especial su sexualidad como adultos.

Pero eso no quita que sigan siendo adolescentes y deben estar protegidos por la Ley. Si son adolescentes no vale para nada aludir a que provocan o dejan de provocar. No importa que vistan como vistan y que hagan lo que hagan: Siguen siendo adolescentes y deben estar especialmente protegidos por la ley de aquellos adultos que pretendan aprovecharse de su ingenuidad, de su desconocimiento o de su inmadurez.

Por eso no basta que las relaciones sexuales de los adolescentes sean consentidas. Es posible que lo sean, sin duda lo serán en infinidad de ocasiones, sean entre ellos o sea con adultos. Pero hay mil razones de superioridad de los adultos, de poder, de influencia, de conocimiento, razones suficientes para que en cualquier caso las leyes intervengan a favor de los adolescentes, “los que carecen”.

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