Creo que hay una serie de cosas aprovechable de los resultados de las recientemente pasadas elecciones generales. Con independencia de lo que guste o no la victoria socialista de Zapatero (A mí no me ha gustado, y no por socialista, sino por Zapatero) hay importantes consecuencias que no pueden pasar desapercibidas y en las que hasta el más cerril partidario del PP podría encontrar amplios motivos para sonreír y felicitarse.
Siendo importante, es menos llamativa la retirada/huida de Gaspar Llamazares. Si hay algo antiguo, pasado de moda y antañón es el comunismo. Que estos hijos de Marx, Lennin y Stalin se hayan quedado en una cantidad incapaz de influir en el gobierno siempre es algo de lo que felicitarse. Que todavía nos vengan a vender la moto de la modernidad y del futuro de una teoría que llevada a la práctica ha dejado a su paso atraso, muerte y salvajismo es algo incomprensible, con lo sabida que está la historia de la URSS, con lo que viajamos a Cuba, con lo imposible que resulta viajar a Corea del norte. Que esta teoría política vaya a ser intrascendente en los próximos cuatro años es para felicitarse. Si además esta política de libertad quemada iba a ser aplicada por Gaspi y sus vídeos incendiarios el acierto de los votantes es para descubrirse.
Que Zapatero, inconsistente, improvisador, manipulador, sectario y tendencioso, haya reducido a los nacionalismos a unos niveles como los actuales es algo que no consiguió Aznar con todo su empeño, su dialéctica “anti” y ocho años de gobierno permanentemente cabreado. Antes al contrario, nunca estuvieron tan fuertes como con él. Es grandemente favorable para España la reducción a la mínima expresión de partidos radicales, iconoclastas como ERC, a la que deseamos con todas las fuerzas que se quede para siempre donde está. Probablemente alguno de los adjetivos que me merece Zapatero no le serían de aplicación si no fuera por ERC.
Por contra, Zapa, que ahora nos promete ser buen y humilde gobernante, está en eterna deuda con el PSC, que tratará por todos los medios de exprimir en su favor esta naranja que formamos todos los españoles. Mientras andan discutiendo si llega o no llega el AVE a Barcelona, si pasa o no debajo de la Sagrada Familia (qué disparate), en Castilla, la depauperada Castilla que Franco esquilmó y la Democracia dividió en cinco autonomías de la señorita Pepis, andan cerrando vías por falta de viajeros, cerrándonos pueblos por falta de habitantes y cerrando empresas por falta de futuro.
Ver para creer, Zapa.
Siendo importante, es menos llamativa la retirada/huida de Gaspar Llamazares. Si hay algo antiguo, pasado de moda y antañón es el comunismo. Que estos hijos de Marx, Lennin y Stalin se hayan quedado en una cantidad incapaz de influir en el gobierno siempre es algo de lo que felicitarse. Que todavía nos vengan a vender la moto de la modernidad y del futuro de una teoría que llevada a la práctica ha dejado a su paso atraso, muerte y salvajismo es algo incomprensible, con lo sabida que está la historia de la URSS, con lo que viajamos a Cuba, con lo imposible que resulta viajar a Corea del norte. Que esta teoría política vaya a ser intrascendente en los próximos cuatro años es para felicitarse. Si además esta política de libertad quemada iba a ser aplicada por Gaspi y sus vídeos incendiarios el acierto de los votantes es para descubrirse.
Que Zapatero, inconsistente, improvisador, manipulador, sectario y tendencioso, haya reducido a los nacionalismos a unos niveles como los actuales es algo que no consiguió Aznar con todo su empeño, su dialéctica “anti” y ocho años de gobierno permanentemente cabreado. Antes al contrario, nunca estuvieron tan fuertes como con él. Es grandemente favorable para España la reducción a la mínima expresión de partidos radicales, iconoclastas como ERC, a la que deseamos con todas las fuerzas que se quede para siempre donde está. Probablemente alguno de los adjetivos que me merece Zapatero no le serían de aplicación si no fuera por ERC.
Por contra, Zapa, que ahora nos promete ser buen y humilde gobernante, está en eterna deuda con el PSC, que tratará por todos los medios de exprimir en su favor esta naranja que formamos todos los españoles. Mientras andan discutiendo si llega o no llega el AVE a Barcelona, si pasa o no debajo de la Sagrada Familia (qué disparate), en Castilla, la depauperada Castilla que Franco esquilmó y la Democracia dividió en cinco autonomías de la señorita Pepis, andan cerrando vías por falta de viajeros, cerrándonos pueblos por falta de habitantes y cerrando empresas por falta de futuro.
Ver para creer, Zapa.
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