Palencia es una emoción:

18 junio 2008

Euskadi: un queso de gruyere


El lehendakari vasco camina con decisión, energía y paso firme hacia ese referéndum de independencia que lleva largo tiempo anunciándonos. No sabemos qué terreno hallaremos bajo nuestros pies pero él sigue, decidido, enérgico y firme, hacia no sabemos muy bien qué futuro, pero siempre comprometido y complicado.

No sólo tropezará con la Ley para poner en marcha su proyecto de independencia, con la Ley y con quienes tienen que defenderla, sino que tropezará también con los vascos. Y vascas. Las Juntas Generales de Álava se lo acaban de demostrar. Si sigue adelante con su proyecto terminará por enfrentar, más aún, a la sociedad civil, profundizando en su división y en su radicalización. Pero la misión profética de Ibarretxe le impide variar su rumbo y se dirige de frente y a toda vela hacia un futuro complicado, comprometiendo a todos los ciudadanos, rechacen o no su política secesionista.

Cuando se cuenta con una mayoría tan justa de unos sobre otros es muy arriesgado llegar al punto de desafío al que Juan José Ibarretxe quiere llegar. Cuando una de las dos mitades no puede imponerse, por muy democráticamente que sea, se va de cabeza al conflicto. Y si se entra en un conflicto hay que tener muy clarita la solución y las vías de escape, porque se corre el riesgo de no encontrarlas.

Porque Euskadi no está dividido geográficamente en razón de su manera de ver la política ni la conformación del Estado. No hay dos comunidades separadas y enfrentadas que habitan geografías diferentes pero próximas, sino una población entremezclada y diversa en sus maneras de ver el callejón al que la cerrazón y la imposición la están llevando. Y Euskadi puede convertirse en un queso de gruyere cuando se haya concluido la ceremonia de independencia que preconiza el PNV, lo acaban de advertir las Juntas Generales de Álava que han rechazado formalmente la celebración de dicho referéndum.

Pongamos que se celebra y lo gana Ibarretxe; inmediatamente Álava, según parece decir su Parlamento provincial, se independizaría a su vez de Euskadi para unirse a España. ¿Pero y San Sebastián y tantos otros pueblos y ciudades gobernados por los constitucionalistas no se independizarían también? Contemos desde luego con el proceso inverso en Álava, contemos con numerosos pueblos, Llodio, casa de Ibarretxe, que se unirían a esa imaginaria Euskadi independiente…

Euskadi se convertiría en un queso gruyere en el que según el territorio en el que nos encontremos tropezaríamos con un archipiélago de islas, islotes y atolones que habría que sortear para no salirse o no entrar, según el caso, en territorio “del otro”. Pelín complicado para conducir…

El Tom-Tom se volvería majara.

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