Palencia es una emoción:

17 junio 2009

El informe TALIS

Un estudio de la OCDE llamado “Informe internacional de enseñanza y aprendizaje” (TALIS, en sus siglas en inglés) informa de que uno de cada cuatro profesores pierde al menos un 30% de las clases en tareas administrativas o en lidiar con los alumnos que interrumpen las clases con sus charlas y sus molestias. Los docentes españoles de secundaria están entre los más molestos con el ambiente de sus clases. En general, los profesores pierden un 13% del tiempo de clase manteniendo el orden, pero en Brasil y Malasia el porcentaje crece hasta el 17%. Sin embargo, en Bulgaria, Estonia, Lituania y Polonia la cifra baja a menos del 10%. En España, el porcentaje se acerca a los más altos: el 16%.

Treinta años de docencia llevo a las espaldas. Treinta años cargados de experiencias en muy diversos destinos con distintos alumnos y distintas leyes educativas, siempre tan cambiantes. Siempre he preferido creerme maestro más que profesor. El maestro educa y el profesor enseña, el maestro trasmite habitualmente valores, el profesor trasmite fundamentalmente conocimientos. Ambas tareas son muy diferentes aunque deben ser complementarias. En conjunto dan lugar a uno de los actos humanos más hermosos que se pueden imaginar, la Educación.



Sin embargo a veces uno se pregunta cómo pueden los legisladores hacer tan difícil una tarea que debería ser sencilla. Creo que hay una pregunta clave que aún no hemos resuelto: ¿Qué valores debe trasmitir la escuela, fundamentalmente la pública, cuando vivimos en una sociedad tan abierta, tan plural, que admite tan amplia disparidad de valores, cuando todo, o casi todo, vale?

Sin un acuerdo general de la sociedad sobre qué valores queremos trasmitir a nuestros hijos la educación terminará siendo un acto heroico y educar será más arriesgado que practicar el funambulismo. Si la sociedad no ha alcanzado (en realidad ya lo tenía pero lo ha perdido) un acuerdo sobre la conveniencia de exigir determinado esfuerzo a los chavales para aprobar y pasar de curso, si la sociedad no ha alcanzado un acuerdo sobre la conveniencia de exigir respeto a padres, maestros, mayores y autoridades en general, si la sociedad no ha alcanzado un acuerdo sobre valores tan básicos y elementales cómo éstos, ¿qué debe pensar un maestro/pedagogo/profesor cada mañana al ponerse enfrente de un grupo de adolescentes o preadolescentes.

Hace quince días recibía por correo un chiste de dos viñetas. En la primera aparecían reunidos los padres, el maestro y el alumno, observando las notas. En ella los padres interrogaban con cara de ogros al niño “¿Se puede saber qué significan estas notas?” Pueden ustedes imaginarse la cara del niño.

En la segunda viñeta se reproducía exactamente la misma situación con los mismos protagonistas, padres, niño y profesor. Pero en esta viñeta los padres interrogaban con cara de ogros al profesor: “¿Se puede saber qué significan estas notas?” Pueden ustedes imaginarse la cara del niño. Cierto, cierto, cierto, no era más que un chiste… que marca las dudas sobre los valores de nuestra sociedad.

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