Palencia es una emoción:

06 diciembre 2009

El avance del Islam en España

Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Esta frase atribuida a varios personajes, desde ministros de Napoleón hasta toreros españoles, se convierte en realidad cuando hablamos de cortar el avance de los musulmanes en Europa. Mejor llevarse bien con ellos, me parece a mí, que cabrearlos a base de prohibirles los minaretes.

Se equivocan los suizos si creen que con leyes de ese tipo van a echar abajo la implantación del Islam en Europa. Empezando por las leyes de la naturaleza, el que más hijos tiene se expande más y más deprisa, hay que pensar que sólo es cuestión de tiempo que los musulmanes dominen Europa, de momento ya nos tienen acomplejaos. Dentro de nada, rodeaos.

La evolución de cristianos y musulmanes es contraria en muchos conceptos. Contraria no, opuesta, mejor. Mientras los cristianos somos más flexibles a la hora de aceptar a los demás y los derechos de los demás, si extendemos estas idea me estoy refiriendo a la Democracia, la mayoría de los países musulmanes, al menos los más belicosos, no aceptan una idea aproximada a la democracia. Y hablamos incluso de países socios importantísimos de Occidente. Uno, que desconoce lo suficiente del Islam para no atreverse a hablar demasiado, percibe oposición, todavía no sé si real, entre la cultura política derivada de esa religión y la Democracia.

En Occidente hemos puesto nuestro empeño en mejorar nuestras condiciones vitales, en aumentar eso que llamamos “calidad de vida”, haciendo del consumo y del ocio las estrellas de nuestras expectativas vitales. En ese empeño hemos olvidado valores sociales generosos, espirituales o emocionales, dejando con indiferencia a nuestras espaldas la cultura del esfuerzo o de determinadas virtudes (respeto a los ancianos, consideración a las autoridades, discreción social) que de pronto se han revelado como atrasadas o impropias de una sociedad civil ¿adelantada? como la nuestra.

En el mundo del Islam la religión no es considerada algo arcaico, atrasado y fuera de lugar, como ocurre entre los cristianos. La Fe en un mundo posterior, en una nueva vida, en un premio o castigo, algo que entre los cristianos parece relegado a los sectores más conservadores, les proporciona un motivo vital de especial importancia por el que vivir, lo que les da una fortaleza de la que a mi humilde entender carecemos en Occidente. Recuerdo un alumno musulmán que quería ser mayor para… aprenderse el Corán de memoria. Sus compañeros cristianos querían ser mayores para jugar al fútbol profesional.

Al final se van a imponer, échenle siglos si quieren, que al final seremos los demás los que tengamos que pedir permisos para construir campanarios… si es que en algún recóndito lugar de Europa queda algún cristiano que quiera edificar iglesias. La fuerza de los ejércitos puede durante un tiempo sostener el status quo, pero siempre finalmente la fuerza de las armas dejará paso a las fuerzas de los números y a las fuerzas espirituales.

Los suizos ya lo han votado. En Francia todavía no, pero un 41% de ciudadanos se oponen a la construcción de lugares para el culto musulmán. En Alemania pasa algo parecido. Sin embargo no se puede poner puertas al campo. Mejor llevarse bien con ellos, me parece a mí, que cabrearlos. Lo que hace unos años ocurrió en la banlieu de las ciudades francesas… se volverá inevitable.

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