Palencia es una emoción:

16 mayo 2010

Tres consejos a ZapaHuero para ganar las elecciones

Durante años Zapahuero se ha dirigido a nosotros como si todos fuésemos militantes irreflexivos de su partido. Alguien lo ha dicho antes y mejor que yo: “Como si todos fuésemos mineros en la campa de Rodiezmo”. Sus discursos estaban llenos de un forzado optimismo y de un necio voluntarismo que ocultaban su indecisión ante la gravedad de la situación. Sus discursos estaban tan llenos de lugares comunes como faltos de contenido, de sustancia, de realidad, de vida cotidiana, de calle, de mercado de abastos. Discursos hueros, vaya. Mi primer consejo, con la seguridad de que alguno de sus seiscientos asesores lo recogerá, es que no vuelva a tomarnos por tontos ni por militantes del PSOE (ojo, no confundan a unos con otros), que deje de sonreír y de bracear exageradamente mientras nos cuenta lo bien que nos va en la champions lij; que nos hable como a adultos y no nos vuelva a ocultar la realidad, no vaya a ser que vengan Ángela Merkel o San Obama bendito a cantarle las cuarenta. Otra vez.

Segundo consejo. A reducir gastos tocan, mire usté. Le voy a proponer, esto es extremadamente sencillo, suprimir o al menos reducir, las subvenciones a sindicatos y partidos. Lo de los sindicatos se lo ha propuesto Rajoy que no es desinteresado totalmente, seamos sinceros, pero lo de los partidos no se ha atrevido, le han faltado tegumentos procreativos. Mire, igual que me ofrece la posibilidad de ofrecer parte de mis impuestos a la Iglesia Católica o a alguna ONG por medio de una sencilla crucecita en la declaración de la renta, ofrézcame la misma posibilidad respecto a partidos y sindicatos. ¿A que no hay bemoles? ¿A que el ochenta por cien de los ciudadanos impuestopaganos está de acuerdo con tan simplona idea? ¿Demagógica? Sí, pero efectiva también.

Tercer consejo. Lo que le voy a proponer a continuación excede sus competencias como presidente del Gobierno, pues atañe a las Cortes y tal vez a la Constitución, para lo cual es imprescindible el acuerdo entre muchos. ¿Imposible? Casi seguro, pero ahora es el menos malo de los momentos. Las autonomías... ¿Acaso no son una carga excesiva, insoportable, extremadamente pesada de llevar para el Estado? Redúzcalas, reduzcámoslas.

¿Quiere explicarme por qué son necesarias cinco autonomías castellanas, sus cinco presidentes, sus cinco parlamentos, sus cinco presidentes de los parlamentos, sus cinco flotas de coche oficiales? Reconozco que arrimo el ascua a mi sardina castellana y que habrá más posibilidades, pero por ahí se puede empezar, sólo es cuestión de guirnaldas inguinales, las que a usted, a Rajoy y a todo el conglomerado nacionalista vasco y catalán les falta. A los nacionalistas aludidos, por intereses claros; a ustedes, porque están hipotecados, por cobardes y porque el sistema electoral, del que ustedes son responsables, está viciado y dependen de las minorías para formar gobiernos estables.

Reconozcamos que 17 autonomías más dos ciudades autónomas son una vía de agua insoportable para las arcas maltrechas de España. Reconozcamos que en la Transición, santa Transición que ahora se pone en tela de juicio no menos interesadamente, hubo que satisfacer las necesidades de los nacionalistas para atraerlos al consenso constitucional y para ello hubo que hacer desaparecer de un plumazo a la Castilla centralista y guerracivilista que todavía existía en el imaginario de algunas mentes cerradas a la realidad. Reconozcamos que a los nacionalistas no les interesaba una autonomía “españolista” con 17 provincias, ahora dividida en cinco autonomías de la Señorita Pepis, cargada de diputados y senadores... Demasiados diputados y senadores, demasiado poder castellano unido al que enfrentarse, divide y vencerás. Y UCD y PSOE de entonces “tragaron”.

Este es un buen momento para reducir tal chorro de dinero perdido, tanta mangancia generalizada, tanto despilfarro por doquier. Y eso que Castilla no mantiene carísimas “embajadas” desperdigadas por medio mundo. Otro despilfarro. El ahorro sería de tal magnitud que tal vez no habría sido necesario congelar la pensión a millones de ancianos, tal vez Zapahuero no habría tenido que contradecir su mil veces entonada política social. Por cierto... ¿qué fue de ella?

PD No se me olvida el despilfarro en costosas televisiones autonómicas (ahora que acaban de suprimir la publicidad en TVE para echar una mano a las teles privadas, otra fuga de millones que se puede evitar), pero mire, ya me he cansado de escribir... para el caso que me van a hacer los tan imprescindibles seiscientos asesores zapaterianos...

No hay comentarios:

Seguidores del blog

Otros blogs míos.