Palencia es una emoción:

30 enero 2011

El esclavo sexual de Telecinco (Con la colaboración de mi hija)

Estoy convencido, y así llevo tiempo escribiendo, de que la televisión que vemos nos define personal y colectivamente. Somos lo que vemos, como somos lo que comemos o lo que sabemos. O lo que ignoramos. El éxito de determinados programas –Sálvame, La Noria y otros- y de determinadas cadenas –ponga usted las que quiera- es un canto a la cultura española, entendiendo la palabra “cultura” tanto en su acepción más propia como sinónimo de idiosincrasia.

Nuestro nivel cultural es el que es, el que las autoridades han buscado durante tantos años de ingeniería educativa: somos dóciles, manipulables y limitados de intereses culturales. No es de extrañar, pues, que los programas televisivos más rastreros sean los de mayor éxito popular. No demando que programen Aida, a la ópera me refiero, conste, todos los días, pero es dolorosamente nauseabundo que triunfen absolutamente todas las miserias que ofrecen aquellos que quieren obligarnos a consumir tele a tutiplén. Y eso es de lo que se trata, evidentemente, programas miserables, basura catódica y espectáculos repugnantes para cualquier mente medianamente sensible. Y ahí entra la Educación: ya apenas quedan esas personas, han ido desapareciendo a medida que los programas ¿educativos? han triunfado y conseguido los objetivos previstos: Toda España ante la pantalla a presenciar cómo se destrozan una madre y su hija despechada, pongamos.

Nos tragamos cualquier cosa que bendiga la pantalla, cualquier insulto a la inteligencia, cualquier agravio a la cultura; devoramos con fruición cualquier muestra de analfabetismo mental. El esclavo sexual de Telecinco, por ejemplo. A España le va la esclavitud,  llevamos dentro la necesidad de sentirnos encadenados; A Zapa, por ejemplo, o a Rajoy; al tabaco o a la ley antitabaco, también. Esto es lo que le va al Estado, el Estado no quiere ciudadanos, sino esclavos sometidos. Y los españoles están encantados de haberse conocido como esclavos del Estado, ya ve usté.  Telecinco ha tenido que desembolsar 5.500 euros por el ¿espectáculo? del que estoy hablando.
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(Por cuestiones domésticas he dejado el teclado; toma el relevo mi hija adolescente, suya es la continuación a mi inacabado artículo)

¿Dónde ha quedado la dignidad de este individuo? Ya lo sé, vendida por 5500 euros, todo por mantener entretenida a una sociedad analfabeta y carente de emociones, nos estamos convirtiendo en unos monstruos que se entretienen a base de la pérdida de dignidad de otros. Pero no sólo nosotros: ¿Qué va a ser de las generaciones venideras? ¿Qué va a pasar cuando decidan poner en práctica lo que para ellos ya es normal? Pues vayan planteándoselo porque eso es lo que va a ocurrir, la primacía del dinero porque... ¿Qué han aprendido? Que con el dinero ya se compra hasta la dignidad, todo se puede conseguir con dinero y vaya usted a decirle que por encima del dinero están valores como el amor, la inteligencia, la sensatez... etc. 

Porque ya será tarde, en sus cabecitas ya no entrarán razones, son lo que ven; no siempre se es lo que se quiere sino lo que te ayudan a ser y nuestra sociedad les ayuda a ser unos descerebrados a los que nada les importa más que el mínimo esfuerzo, el aspecto físico y los programas en los que se le pone un precio a la vida, a contar las intimidades y a reírse de otros. Bueno... reírse o llorar, porque al oír hablar de un tipejo (no se merece otro nombre) que vende su dignidad para contar una parte de su vida de la que debería avergonzarse a mí me dan ganas de esconderme y no volver a salir, de revindicar que mis hijos y los hijos de mis hijos merecen un nivel cultural de acuerdo con la educación que reciben. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenos días:
El tema que tratas tiene, además, otra dimensión. Copio la nota publicada en La Gaceta:
Un abrazo: Ángel Barrio

Luis Losada Pescador. Madrid

El supuesto esclavo sexual que acudió el pasado 14 de enero al plató de Sálvame, y resultó ser un condenado por maltrato, fue al programa para denunciar la discriminación del hombre como consecuencia de la Ley de Violencia de Género. Una ley que le llevó a prisión, según él, de forma “injusta”: “Pasé 70 horas de calabozo en calabozo y eso no se me olvida”, señala el individuo en exclusiva para LA GACETA. Ahora afirma tener un compromiso ciudadano por la justicia. “El feminismo radical es androfóbico”, dice.

El supuesto esclavo sexual fue condenado a un año de cárcel por enviar sms amenazadores a una amante con la que en realidad mantenía un juego sado-maso. Finalmente, le conmutaron la pena de privación de libertad por un curso para maltratadores, que actualmente está siguiendo en la facultad de Psicología de la Universidad Complutense. Sorprendentemente, sus profesores son alumnas de la facultad.

Oportunidad
Con estos antecedentes, el supuesto esclavo decidió aprovechar la ocasión de ir a un programa de máxima audiencia para lanzar su mensaje. Una prostituta de sado-maso bilbaína con la que había contactado por Internet le pide el favor de acudir a un plató de televisión como esclavo sexual de una amiga suya, la tal Tammy (una ex concursante del reality La casa de tu vida), y él accede. Conoce personalmente a Tammy unas horas antes del programa (aunque en directo ella asegura que le conoce desde hace cuatro años). Durante ese tiempo, hablan de todo, incluidas las teorías sobre el sexismo, y Tammy nunca se echa atrás.

Un coche de la productora del programa les va a buscar al hotel, de donde el esclavo sale disfrazado como se le ve en plató. Antes de entrar en el estudio, firman un contrato que establece que Tammy cobrará 5.500 euros por su show. Él tan sólo cede su imagen, aunque había pactado que la tal Tammy le abonara 500 euros cuando cobrara. Van a maquillaje y, aprovechando la salida de su compañera en el montaje, aborda a Kiko Hernández (colaborador de Sálvame) para pedirle que le garantice que va a tener un micro, y éste le sigue el juego con complicidad.

Tammy y su esclavo aparecen en escena. A todos les parece un show divertido. “Nos va a chupar los pies y vamos a pasar un buen rato”, dice el director. Su entrada se produce entre risas de todos los contertulios. Hasta Kiko Matamoros se permite darle una patadita como si fuera un perro. Luego afirman estar asustados. Nueva mentira. El programa da un giro cuando el esclavo se rebela. El vídeo ya ha sido descolgado de la web, pero antes de reconocerse oficialmente como maltratador, arremete con dureza, pero con respeto, contra Marchante: “Y tú, Karmele, que eres tan feminista, ¿qué pensarías si en lugar de un esclavo aquí estuviera una esclava?”.

Tras mostrar su condición de maltratador es invitado a abandonar el plató. Un guardia de seguridad lo acompaña a la salida y, en contra de lo señalado por el programa, ni llaman a la Policía ni la Policía se ha puesto en contacto con él.

Pedro de Hoyos dijo...

Claro, estimado lector, muy cierto, pero quizá por deformación profesional preferí fijarme en el otro aspecto. Es, lamentablemente, la España que estamos construyendo. ¡Ay de las generaciones futuras!

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