Conste que soy un escéptico, ya lo habrá observado el lector habitual... Nos está bien empleado por... por chulos, pongamos para abreviar. Durante decenios los líderes políticos de Túnez y Egipto han sido nuestros aliados más fieles, a los que enviábamos hordas de turistas y a cambio ellos nos hacían pasar todo el petróleo o el gas que necesitábamos. O servían de contención ante la barbarie islamista extrema. O ambas cosas.
Eran un chollo para nosotros, les recibíamos en grandes salones, en su honor se celebraban fiestas y agasajos sin cuento, les hacíamos el ídem hasta el dolor de cabeza. Nos mostrábamos orgullosos de su amistad y firmábamos todo cuanto nos pusieran delante. Todo por la causa, si la causa es Occidente, la vida Occidental y los Derechos de Occidente y sus occidentalitos. Mientras los hábiles gobernantes de estos países se mantenían como los gallitos del lugar y nos servían lo que les pedíamos nadie osaba plantearles una sola línea al respecto de los Derechos Humanos ni de la inexistencia de Democracia en sus respectivos corrales. Sí, bwana, les decíamos cada vez que ellos venían a nuestras recepciones. Y les “recepcionábamos” cuantas veces querían. Y queríamos.
Pero... ah, las cosas han cambiado, el gallinero está cambiando de dueño y nos hemos echado a temblar y a preocuparnos por nuestros petróleos, nuestras inversiones y nuestras fronteras con Al Qaeda. O lo que es lo mismo, de pronto hemos descubierto, oh, horror, que nuestros amados amigos eran un lastre para los Derechos Humanos, que en sus países no había democracia, que en sus países reinaban el hambre y el paro y la desesperación y la incertidumbre. De pronto nuestros amigos han pasado a ser un obstáculo. Occidente se devana los sesos para no parecer lo que es, un puñado de países interesados por su propio ombligo, dispuestos a cualquier cosa con tal de mantener su tren de vida indiferentes al dolor ajeno si se mantiene lo suficientemente lejos y no nos amenaza. Sepulcros blanqueados.
Surgen nuevos líderes, nuevos movimientos y nuevas políticas y también cerraremos los ojos a lo que nos convenga con tal de que nos convenga, pero, por Alá, que nos convenga pronto, mucho y bien. ¿Quién será el próximo amigo que dejará de serlo, convirtiéndose de la noche a la mañana en una rémora para que avancen los intereses occidentales? Ay, no, perdón: ¿Quién será el próximo amigo que dejará de serlo, convirtiéndose de la noche a la mañana en una rémora para que avancen los Derechos Humanos, la Libertad y la Democracia en el mundo? ¿China? Tiene más de mil millones de consumidores... ¿Arabia? Tiene petróleo a espuertas...
¡Occidente de las mil caras, tiembla!
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