Hay noticias de las que no quiero
escribir a pesar de lo mucho que me apetece. Sé que tengo lectores habituales y
ocasionales que no dejarían escapar la oportunidad de calificarme… de
calificarme de manera tal que al mismo tiempo dejarían al desnudo sus
limitaciones éticas y morales.
Criticar a alguno de los dos
grandes partidos es difícil, enseguida viene alguien, te llama o te pilla en la
barra de un bar y te etiqueta “de los otros”. Siempre que no eres “de los
nuestros” eres imperiosamente “de los otros”. Como si no hubiese más
posibilidades, como si tu desacuerdo con unos implicase acuerdo con otros. Sí,
sí, siempre es más fácil criticar al gobierno, es lo que tiene ser el dueño del
BOE, que implica tomar decisiones.
Llevo casi ocho años criticando, impasible
el ademán, al PSOE de Zapatero, criticando su sectarismo, su falta de decisión,
sus engaños con los brotes verdes, sus inversiones en los homosexuales de
Zimbabwe, por ejemplo. Su decisión de quitarme la patria potestad de mis
hijas, de manera que necesitaban permiso mío para ir de excursión pero no para
abortar. Esa permanente e imperturbable indefinición económica que permitió que
los parados llegasen a cinco millones mientras otros socialistas, más antiguos
y mejor formados que él, le alertaban del peligro. ¿O acaso no son socialistas
Miguel Fernández Ordóñez, máxima autoridad del Banco de España nada menos, y
Joaquín Almunia? Ambos le señalaban el camino correcto pero ZapaHuero prefirió
hacer caso a sus “intelectuales” sindicalistas.
Hubo un tiempo en que gobernaba
Aznar y nos metió en el apoyo a una guerra que nadie quería, bastaba bajar a la
calle, a los bares, a la cola del pescao, viajar en autobús, para saber que la España
del trabajo, la de las dificultades a fin de mes aún en época de esplendor
económico, no estaba por la labor de apoyar al imperio americano. La foto de
las Azores, con Aznar cambiándose de sitio para salir al lado de George Bush, y
sus consecuencias recibieron las frecuentes y correspondientes críticas en este
blog, todavía hoy puede llegar algún lector a reprochármelo.
Y ahora viene la reforma laboral
y económica. ¿Cuántas van ya? ¿Por qué de todas las reformas, una tras otra,
sale perdiendo siempre el obrero? ¿Por qué, reforma tras reforma, el despido es
más fácil y las indemnizaciones menores? ¿Por qué se permite que la banca reciba
dinero del Banco Central Europeo a un precio bajo y lo dé al consumidor final,
con cuenta gotas, claro, a un precio excesivamente elevado? ¿Si ese dinero sale
del banco de todos por qué esa diferencia?
Va a ser muy fácil despedir, sin
motivo, sin indemnización casi, todo se hace en defensa de la empresa, al obrero
se le va a despedir para facilitar que le contraten, ¿cuándo se va a llevar a
cabo una reforma en defensa del obrero? ¿Por qué las apreturas son siempre para
los débiles, cuándo se meterá en cintura a los patrones que han malgastado
miles de millones y se retiran a sus casas-fortaleza con decenas de millones de
euros de indemnización? ¿Indemnización por…?
Es lo que tiene gobernar, que como firmas el BOE resulta que tienes que
tomar medidas. ¡Con lo bien que se vive en la oposición!
No hay comentarios:
Publicar un comentario