Porque me da vergüenza ser
compatriota de empresarios que esconden lingotes de oro en sus casas después de
haber arruinado grandes empresas y de haber dicho a sus obreros que hay que
trabajar más y ganar menos.
Porque me da vergüenza ser
compatriota de sindicalistas, defensores a ultranza de los parias de la Tierra,
que coleccionan relojes de pulsera de seis mil euros cada pieza. Porque me da
vergüenza ser compatriota de sindicalistas que después de criticar las leyes
laborales las usan para despedir a los suyos.
Porque me da vergüenza ser
compatriota de dirigentes políticos que han arruinado nuestro país sin que
nadie les exija una petición pública de perdón. Porque no quiero ser
compatriota de tanto incompetente que basa la recuperación en facilitar el
despido, en reducir los ingresos de ancianos o en dificultar el acceso al
trabajo de los jóvenes.
Porque estoy avergonzado de ser
compatriota de tanto alcaldillo que ilegalmente, mediante facturas falsas, o
legalmente, mediante unos sueldos hinchados, ganan más que el presidente del
Gobierno.
Porque me avergüenza ser
compatriota de los diversos ministros de Educación que cada cuatro años imponen
por la fuerza de los votos una ley educativa sin acordarla al menos con el otro
gran partido que necesariamente les ha de suceder.
Porque no quiero ser compatriota
de miles de repugnantes espectadores de televisión. Tampoco quiero ser
compatriota de aquellos adultos que se encogen de hombros para no ver cómo algunos
de estos programas están educando a las nuevas generaciones; me da vergüenza
ser compatriota de aquellos empresarios de los medios que basan su éxito
empresarial en arrojar estos productos a las fauces ávidas de un público
neandertal.
Porque no quiero ser compatriota
de Belén Esteban, Kiko Rivera, Jorge Javier Vázquez o (Eva)Risto Mejide, Aida
Nízar o María Teresa Campos
Porque no quiero ser compatriota
de aquellos que cuando gobiernan apoyan a los nacionalistas excluyentes
prometiendo aceptar el Estatut que decida el Parlamento catalán o mintiendo
infantilmente que hablan catalán en la intimidad. Siempre a cambio de un
adecuado puñado de votos, claro.
Porque no quiero ser compatriota
de los políticos que están vaciando a Castilla de ciudadanos, empresas y futuro
mientras apoyan a partidos que defienden empeños particulares que no obstante
terminarán tarde o temprano en la secesión.
Porque no quiero ser compatriota
de políticos que desde su puesto autonómico desafían leyes estatales,
oponiéndose en su territorio a la legislación general, sea económica, cultural
o política.
5 comentarios:
Estoy de acuerdo contigo, tampoco yo quiero ser compatriota de semejantes personajes que ensucian el buen nombre de nuestra querida patria.
Saludos
Hombre, no llames nacionalistas excluyentes a otros, que como tú mismo, tampoco quieren ser españoles.
Yo no quiero ser español porque no me siento español, que es un argumento que como mínimo debería ser tratado con respeto. Mejor respeto que boicots, eso está claro, aunque abunden más los boicots que el respeto, me temo.
Saludos afectuosos.
Me da que lo de no querer ser español del autor es un sentimiento que no tiene nada que ver con el tuyo Eastriver, me parece que esta más cerca del España me duele de Unamuno o de la generación del 98, del 14 o del 27. Creo que sí conocieras a todos estos grandes escritores en profundidad a ti también te dolería España, la España actual, la España cainita, la de sus hijos que se vuelven contra ella para morder la mano que les da de comer.
Creo que Hernando de Soto tiene más razón que un santo. Mi comentario (que no yo) está cerca del sentimiento de esos escritores. Gracias
Yo tampoco quiero ser español, se me cae la cara de vergüenza de pertencer a esta Republica Bananera, donde los delicuentes meten a la cárcel a los jueces, dónde la jsticia no es ni gratuita ni igual para todos.....
Por favor me quiero borrar de ser español,si alguien me puede decir cómo hagnamelo saber.
Gracias
Publicar un comentario