La manía debe ser universal
porque en Uruguay Distintos agentes culturales, sociales y deportivos de
Uruguay han grabado un anuncio y se comprometen a dejar de usar expresiones
como “trabajar como un negro”. Y pretenden que la RAE borre esta frase hecha
porque evoca un pasado de sometimiento que
no debería repetirse para ningún ser humano. Vamos, que ya quieren mandar en
nuestro lenguaje para mandar en nuestra mente. ¿O al revés?
Saben los lectores que una de mis
fijaciones es combatir lo políticamente correcto, especialmente aquello que atañe al
lenguaje. No soporto esa tontuna que estorba un discurso brillante o las mentes
despiertas. Si tenemos que decir “padres y madres”, “nosotros y nosotras” y
otras chorradas semejantes haremos discursos duros y pesados como los sillares
de la torre de la catedral de Palencia. Y rendiremos pleitesía a la bobalicona
manía de someternos disciplinadamente a las modas ideológicas. Me revienta,
oiga usté.
Aceptando que la esclavitud es
una lacra de la Humanidad nada podemos hacer por borrar el pasado, salvo
lamentarlo. Y pensar que no podemos juzgarlo (sé que los lectores habituales
están aburrido de leérmelo) con los criterios éticos y morales de 2013. Desde entonces
el hombre ha llegado a la luna, ha puesto un coche en Marte y, sobre todo, ha
redactado la declaración de los derechos humanos, algo que, era impensable, no
existía evidentemente en 1600, por poner una fecha.
Dudo que la RAE se digne leer esa
carta o a prestar atención al anuncio. Pero por mí ueden hacer lo que les dé la
gana. Todavía recuerdo cuando tan docta institución quiso que escribiéramos “Güisqui”,
por ejemplo, sin que ni uno solo de los grandes autores hicieran caso. Ahora pasará
lo mismo. Diciendo o dejando de decir expresiones de este tipo no vamos a devolver
la dignidad robada a los esclavos, ni a devolverles la libertad ni a indemnizar
a nadie por los atroces crímenes cometidos en el infame negocio de la
esclavitud por Holanda, Inglaterra o Francia. O por España, claro.
Nos estamos volviendo memos (y
memas) como si el lenguaje pudiera cambiar la realidad. El castellano no es un
idioma perfecto, como no es ninguno de los que conozco, aunque sea ligeramente.
Lo que convenía cambiar son algunas mentes enrevesadas. Yo personalmente
trabajo como un negro, llego a casa “reventao” y pienso que soy un esclavo del
sistema, del gobierno, de la sociedad y de Angela Merkel. Y de los mercados
esos, que no sé quiénes son ni donde están pero bien me están dando patadas en
salva sea la parte todos los días de nueve a tres o cuatro. Miren, si quieren
ustedes cambiar la sociedad, ahí tienen un objetivo, adelante. Combatir el
racismo o el machismo está bien, decirnos lo que debemos pensar… es una memez,
una imposición y algo propio de Corea del Norte. O Cuba.
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