Palencia es una emoción:

13 enero 2010

Más basura juvenil en Telecinco


Soy, de manera infinitamente más humilde que la original, la voz que clama en el desierto contra las series españolas de televisión. De su enorme capacidad de deformar a los menores nadie parece darse cuenta. De su enorme ascendiente negativo en los espíritus más sensibles y capaces de aceptar acríticamente cualquier influencia externa nadie parece tomar nota. Del disparate de emitir series como Física y Química al alcance de cualquier adocenado adolescente nadie parece asustarse. Soy la voz que clama estúpidamente en el desierto educativo español.

Últimamente una leve irrupción de Ángel Gabilondo, extremadamente cauta y disimulada, ha aportado una pizca de sensatez. Más allá de una brevísima declaración, de un inapreciable aviso a las televisiones, nada. Hoy por hoy las series de televisión manipulan a nuestros adolescentes infinitamente más que un telediario presentado por Pepe Blanco o Soraya Sáenz manipularía a los espectadores. Estamos criando una generación de adolescentes que corren riesgo de confundir lo que algunas televisiones echan (“expulsan” sería más exacto) con la realidad.
La zafiedad de series como “Escenas de matrimonio” desactiva su peligro serio de influir en los adolescentes. El humor inteligente, crítico e irónico de “Camera café” hace pasables sus diálogos plagados de groserías. Pero la perversa falsa realidad de otras series las convierte en sujeto de imitación por parte de la población juvenil española más incauta. Todo se da por bueno si atrae espectadores y con ellos, la publicidad y el dinero.

El barriobajerismo del Gran Hermano Infantil de Telecinco y de otros programas (siento ser impreciso, me resulta imposible recordar el nombre del programa de Antena 3 que va antes del informativo de las nueve) en los que novios y exnovios, exhermanos y expadres se dedican a ponerse a parir con saña, mala baba y debilidad mental, son el peor espejo en que se mira la España cateta, zafia y hortera de 2010 que cree que eso, revolver en la bilis, es moderno y progre.
El Ministerio de Educación debería alertar a los educadores como el Ministerio del Interior nos alerta de los temporales, atascos y catástrofes. Don Ángel Gabilondo, Ministro de Educación, debería prevenir a los padres de la basura digital que van a servir a los adolescentes. Si tanto interés tiene el gobierno de Zapatero por la salud física (tabaco, comida basura) de los españoles, mayor debería ser su desvelo por la salud mental de una generación entera de chavales. Su silencio es cómplice, no todo puede permitirse en nombre de la libertad de expresión. El señor Gabilondo debería inventarse un impuesto especial para esta nueva serie de Telecinco titulada “El Pacto” para con ese dinero pagar la educación de los niños que resulten afectados. O pagarles el siquiatra.
De momento la Confederación de padres y madres de alumnos ha pedido la retirada de esta serie televisiva por “el efecto negativo que puede tener en los adolescentes, la caricatura que hace de los padres y los centros escolares y sobre todo porque trivializa algo tan importante como la maternidad". Como no es progre se lo callan, pero como yo no lo soy me permito añadir que además trivializa y caricaturiza las relaciones sexuales que de ser algo noble se presentan sólo como algo intrascendente y borrascoso. E irresponsable.
No, no se me diga que para eso están los padres, para impedir que sus hijos vean esto. Basta que uno solo de los treinta alumnos de una clase lo vea para que al día siguiente el tema monopolice todas las conversaciones adolescentes. Más aún, dado el número de canales en los que luego se repiten una y otra vez, a una hora y a otra, por la mañana y por la tarde, en días laborables y festivos, sobrarán momentos en que los chavales puedan burlar la vigilancia de los padres, que, humanos al fin y al cabo, tendrán un momento de debilidad, quizá para dormir, visitar a los amigos o salir a tomar el aire en alguna ocasión.
(En su estreno, “El pacto” fue visto mayoritariamente por personas de entre 13-24 años y 25-34 años, según datos proporcionados por la cadena. En conjunto, un promedio de 3.483.000 espectadores, el 18,2% de share, siguió el estreno.
"Mostrar de esta manera tan frívola las relaciones sexuales es algo muy peligroso porque crea confusión en los que están empezando a formarse y no tienen un criterio claro", apunta en un comunicado la presidenta de Cofapa, Mercedes Coloma Miró.
Para la asociación, a pesar de que la serie está basada en un hecho real, el planteamiento de unas adolescentes que "juegan con algo tan importante como la maternidad" y que plantan cara a unos "padres débiles, apocados y cobardes que están dominados por sus hijas" no es el mejor modelo de conducta para los jóvenes.)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Por si el sistema educativo no hubiese dado bastantes pruebas de sus fracasos, ahora esta basura que vomitan las cadenas de televisión españolas entra a formar parte obligatoriamente de los contenidos docentes de los cursos de primaria. ¿Y qué? El silencio de los corderos...

Pedro de Hoyos dijo...

El silencio de los borregos, más bien

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