Palencia es una emoción:

22 marzo 2013

Lo juro por el diccionario

Me he leído parte del informe de Caritas que habla del desplome de los niveles de renta en España, del aumento de la desigualdad y del aumento de la pobreza. Nos retrata en pocas líneas. ¿O retrata a nuestros dirigentes?

La caída de la renta media es de un 4% y la subida de los precios anda por el 10%. Y supone que un 26,8% de los españoles se encuentra en situación de pobreza y que algunos ya han pasado al escalón de la exclusión social. ¿Es culpa de los españoles o de los dirigentes de los españoles? Cuando se construían aeropuertos sin futuro, cuando se prejubilaba a hombres sanos a los cincuenta y pocos años, cuando se sobrecargaban las arcas públicas con gastos excesivos en fastos, oropeles y sobresueldos de exministros, exconsejeros, exdiputados, expresidentes, exalcaldes y excualquier cosa… ¿nadie tomaba nota? ¿Dónde estaban, para qué estaban nuestros prohombres?

Ahora Caritas advierte del aumento de la desigualdad, ¿el socialismo de los seiscientos asesores, de la negación porque sí de la dura realidad no tiene nada que decir de esa desigualdad? ¿Cuántos años, cuántos puestos de trabajo, cuánto retraso costó que Zapatero rectificase su costosísima política de esconder la cabeza debajo del ala?

Ahora Caritas advierte del aumento de la pobreza, ¿nada tiene que decir el gobierno actual sobre los puestos de trabajo que en la pequeña empresa ha costado la reducción salarial de los empleados públicos? ¿Nada de la nula reforma en el funcionamiento de la Administración?

¿Por qué cuando un empleado comete un grave error en su puesto de trabajo y causa perjuicio a su empresa caen sobre él las duras consecuencias previstas, pero nada pasa cuando errores que cuestan millones de puestos de trabajo, millones de padres desesperados o dolorosos desahucios sobre familias numerosas son cometidos por dirigentes políticos o económicos con altísima responsabilidad?

Antes de jurar fidelidad a la Constitución los políticos deberían jurar fidelidad al diccionario de la Real Academia de la Lengua, abierto especial y solemnemente para la ocasión por la página donde viene la definición de la palabra “responsabilidad”:

  • “Deuda, obligación de reparar y satisfacer, por sí o por otra persona, a consecuencia de un delito, de una culpa o de otra causa legal”.
  • “Cargo u obligación moral que resulta para alguien del posible yerro en cosa o asunto determinado.”
  • “Capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente”

Si en España hay irresponsables no habrá que buscarlos entre los pequeños ahorradores, como en Chipre, no serán los jubilados los que debieran pagar las consecuencias, no debieran ser los empleados públicos, no debieran ser los que acuden a los hospitales o a las escuelas. ¿Por qué, por qué, por qué, la cuerda se rompe siempre por el lado del más débil, del pobre, por qué el responsable es siempre el de abajo, mientras el irresponsable sale satisfecho y recibiendo palmaditas en el hombro?

¿El informe de Caritas retrata a España o a nuestros dirigentes? Claro, que al final a esos dirigentes los hemos escogido los ciudadanos… Sarna con gusto.

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