Palencia es una emoción:

11 octubre 2013

Los sindicatos, amparo del PP

Creo que el actual gobierno, el que nunca baja los sueldos ni las pensiones ni recorta derechos de los trabajadores, debe estar muy agradecido a los sindicatos. En el actual momento histórico, con la cantidad de suciedad que está cayendo sobre los obreros, los sindicatos han dado un gran ejemplo de contención al no sacar a los trabajadores a la calle todos los días. Claro que vistos sus últimos éxitos en congregación de masas era para pensárselo dos veces.

También el PP y su gobierno, el que nunca baja los sueldos ni las pensiones ni recorta derechos de los trabajadores, debe agradecerles los actuales escándalos en Andalucía. Las mariscadas y las casetas en la feria de Abril han servido de tapadera a otras circunstancias escandalosas, Ley Wert, por ejemplo, y el caso Bárcenas. Mientras estamos entretenidos contando los billetes que UGT de Andalucía nos ha timado no nos paramos a pensar en los sueldos congelados o en el copago de medicamentos imprescindibles para enfermos. El agradecimiento, pues, debe ser doble.

Pero los ciudadanos serios y preocupados no deberían perder de vista todo lo que está sucediendo, somos testigos del desmoronamiento de los valores de la democracia y su sustitución por el amiguismo, la corrupción o esa perversión democrática que es el escrache a la juez Alaya.

Los supuestos demócratas sindicalistas, los que en ocasiones pinchan ruedas de camiones, rompen escaparates o lunas de autobuses para imponer la huelga democrática (qué perversión del lenguaje), se han concentrado ante la juez que investiga cómo unos presuntos sinvergüenzas se han quedado con nuestro dinero, con el dinero de nuestros impuestos, con el dinero destinado a pagar a los obreros. Esta nueva especie de sindicalista, alentada desde las más altas instancias sindicales, piensa que un juez es justo y demócrata si examina las cuentas del PP, pero si lo hace con las cuentas de las comilonas de cuatro gorrones autodefinidos como sindicalistas (¿De verdad defendían a los obreros? ¿Comiendo? ¿Bebiendo en las casetas de las ferias? ¿Regalando maletas a sus afiliados?) … pero si lo hace con las cuentas de las comilonas de cuatro gorrones autodefinidos como sindicalistas ese juez es un tirano que busca las cosquillas al movimiento obrero para favorecer la tiranía capitalista y debe ser objeto de las iras de los hijos de Marx.

La gravedad del asunto es tal, presionar a una jueza en el ejercicio de sus funciones, que simplemente se le puede llamar fascismo sindical, es desvirtuar la democracia y sus derechos dirigiéndolos contra la propia democracia. Es una postura intolerable que nos habla a las claras de cómo algunos sindicalistas entienden la Libertad, la Democracia y la Justicia. Estos cien analfabetos mostrencos que insultaban a la jueza no pueden representar a sindicatos con gran trayectoria y muchos años a sus espaldas, no pueden ser ejemplo de la tarea legítima de quienes tienen por empeño defendernos del abuso de patrones y grandes multinacionales anónimas. ¿O sí? ¿Sí son realmente lo que parecen?

Las cúpulas sindicalistas deben aclarar sus habilidades democráticas, hacernos saber si la Justicia está por encima de las ideologías o de la adscripción social. Deberían, estoy deseando oírlo, condenar lo ocurrido, darnos nombres y apellidos de los culpables y ponerlos en la calle, dejándolos a la intemperie sindical una larga temporada hasta que escarmienten. Democracia es democracia, es para todos y debemos defenderla todos, con absoluta independencia del paraguas mental bajo el que nos abriguemos

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