La dejación de los partidos
tradicionales ha sido tanta que necesariamente tenían que surgir nuevas
alternativas ideológicas; su conformismo, su inacción, su dejación de los
deberes más elementales ha llevado a una queja constante de los votantes que
necesitan encontrar nuevas vías de expresar su malestar y su descontento; no
sólo en la calle se debe notar la democracia, sino sobre todo en su sancta sanctorum:
las urnas.
En primer lugar, ante las más
elementales leyes éticas los grandes partidos han abandonado el cumplimiento de
las normas y se han abonado con desvergüenza a acuerdos pasteleros para ocultar
sus imperfecciones, sus limitaciones y sus trapicheos vulgares. Quienes más
interés debían tener en mantener las estructuras de legalidad y legitimidad se
han decidido a burlarlas sin ponerse colorados. Ante tantos años de tanta bufonada
continuada los ciudadanos buscan apartar de la política a los grandes bufones
(la redundancia es buscada, perdón), sin que los grandes traficantes de
influencias, los grandes escamoteadores de dinero, los grandes magos de la legalidad acaben castigados por
las leyes de la democracia. Quizá, que los jueces que han de juzgarles sean
elegidos por ellos mismos, como estamos presenciando estos días, sea causa de
tamaña injusticia. Qué sinvergonzonería. Eso sí, luego en el Parlamento, ante
las cámaras, los focos y los micrófonos de los telediarios, representan la
comedia bufa del enfrentamiento. Despreciables.
En segundo lugar, ante las
agresivas campañas de intolerancia y de racismo cultural de los nacionalistas,
los grandes partidos han adoptado la postura del avestruz cuando no la de
colaboración. Rajoy y su dontancredismo son un clarísimo ejemplo; la situación
de desinterés por España y la Constitución del PSC , brazo catalán del PSOE, lo
manifiesta netamente. Como es evidente esta situación de favorecimiento del
nacionalismo y sus tesis sólo ha servido para perjudicarles y las encuestas así
lo manifiestan. Allá ellos.
En lucha con todo esto surgen
nuevos partidos desde derecha e izquierda o desde posiciones que a veces se
quieren situar por encima de esta dinámica de derecha e izquierda. Ciudadanos y
UPyD son dos claros ejemplos coincidentes en muchos de los aspectos que acabo
de nombrar y en el público, los votantes, al que se dirigen. La pregunta que la
calle se hace es por qué dos fuerzas de características tan similares, que
tienen intereses tan comunes, que se enfrentan a los mismos retos no se unen,
por qué se aprestan a ser rivales y dividir el voto cuando en la unión de los
ciudadanos se avanzaría más rápidamente hacia el progreso y la democracia.
No pueden estos partidos a aparecer
ante la opinión pública con la pésima característica propia de los partidos a
los que pretenden sustituir: dar una cara en Cataluña y otra en el resto de
España, ofrecer un programa en Barcelona y otro en Madrid, mostrarnos un líder
en un sitio y otro en otro, enfrentarse en vez de colaborar. Sin duda su
crecimiento llamativo y sorprendente pero no exagerado sería mucho mayor, a la
velocidad que requieren los actuales retos, si colaborasen en vez de
estorbarse, si pensasen en los retos y en la responsabilidad del momento.
Prefiero ignorar las causas, las razones de este distanciamiento, pero la
imagen que están proyectando empieza a asemejarse a la que quieren combatir.
Desolación sería la palabra si por los motivos que sean no logran servir de
palanca que cambie la actual inercia de un país a la deriva. Un puñado de votos,
tal vez reflejados en unos pocos diputados, puede marcar la distancia entre
mantener el actual caos que nos desborda y reformarla, reconducirla y empezar a
sanar de esta maldita enfermedad que nos corroe las entrañas de la democracia y
de España. Al loro, señores responsables.
3 comentarios:
el problema de estos partidos para que converjan es simple: la lucha de egos entre sus dirigentes.
De todas formas ¿no es UPyD el Emmanuel Goldstein 1984-Orwelliano del PP?
La única causa de la no convergencia de C con UPYD es la lucha de egos de sus dirigentes respectivos.
Por otro lado ¿no veis a UPYD como el Emmanuel Goldstein 1984-orwelliano del PP?
UPyD no ha hecho coalición con Ciudadanos porque defiende un proyecto distinto. Suele decirse que son casi iguales, pero no es así. Aunque sea un poco árido, hagan un día el esfuerzo de comparar sus respectivos programas electorales. La resistencia de UPyD a una coalición es el intento de no traicionar la palabra dada a cambio de unos escaños, que es lo que han hecho otros partidos hasta ahora. Por eso UPyD es una iniciativa interesante. Si algún día comete el error de entrar en el pasteleo, dejará de tener sentido. Insisto: comparen los programas por ustedes mismos, no se fíen de lo que les digan otros.
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